jueves, 22 de mayo de 2008

Modelo de Educación Infantil de niños y niñas de 0 a 6 años

1.- OBJETIVOS:
La Junta de Portavoces de Escuelas Infantiles y Casas de Niños de la Red Pública de la Comunidad de Madrid ha elaborado este documento con el fin de:
  • Informar y concienciar a la población, en general, y a las Administraciones Públicas, en particular, sobre la importancia que tiene una Educación Infantil Pública de auténtica CALIDAD y EQUIDAD.
  • Ofrecer argumentos válidos, constatados en el quehacer diario de nuestros centros, que defienden la necesidad de invertir dinero público para garantizar el óptimo funcionamiento de los Servicios Educativos que los más pequeños se merecen.
  • Mostrar la realidad de la Red Pública de Escuelas Infantiles y Casas de Niños de la Comunidad de Madrid para que, entre todos, podamos mejorarla.
  • Definir nuestra propuesta del Modelo para que pueda servir de referencia a los distintos profesionales implicados en la Educación Infantil.
2.- INTRODUCCIÓN: LA EDUCACIÓN INFANTIL, UN DERECHO
Para entender la Educación como un proceso continuo a lo largo de toda la vida, partimos del planteamiento de una Escuela que, como define la Comisión Internacional de la UNESCO, se basa en cuatro principios fundamentales: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a convivir. Los primeros años de vida nos ofrecen la posibilidad de aplicar estos principios e iniciar estos aprendizajes que resultan transcendentales en la evolución posterior del individuo.

Consideramos que los niños y niñas no son proyectos de persona que hay que modelar. El crecimiento es un complejo entramado de interacciones entre los aspectos biológicos, sociales y afectivos en el que ellos y ellas desempeñan un papel activo y en el que el adulto ocupa un lugar fundamental para generar el clima de afecto y seguridad tan necesario para el
óptimo desarrollo de todas sus capacidades.

El papel de la Escuela empieza a cuestionarse. Ya no es un espacio en el que sólo se transmiten conocimientos, sino un lugar para apoyar y potenciar los aprendizajes de los más pequeños. Trabajamos con niños y niñas que vivirán en una sociedad diferente, por lo que es preciso considerar la Educación como un compromiso social para garantizar el bienestar de toda la ciudadanía.

Por todo ello, es necesario pasar de una percepción de la Educación, en este tramo de edad, basada en cubrir las necesidades inmediatas o en preparar a los más pequeños para los aprendizajes futuros, a una intervención docente que nos lleve a valorar sus recursos y potenciales desde que nacen, planteándonos esta etapa con una entidad en sí misma. En este sentido nos preocupa no solo la escolarización de estos niños y niñas de forma cuantitativa, sino el nivel de calidad de los centros, lo que nos lleva a cuestionarnos la necesidad de intervenir en el caos actual que nos está impidiendo conocer la realidad de muchos recintos que ni parten de estas premisas ni, por supuesto, reúnen las condiciones mínimas que estamos defendiendo.

El Derecho de los más pequeños no se basa entonces, en ser “guardados”. Tampoco significa ser escolarizados adelantando objetivos y aprendizajes propios de la Enseñanza Obligatoria ya que al hacerlo así estamos negando la gran riqueza de sus valores personales, privando a la primera infancia del placer del propio descubrimiento, quitándoles un sentido que es innato y que puede conducir directamente a un mal aprendizaje y al fracaso escolar.


Hoy por hoy no podemos partir únicamente de procesos prefijados y establecidos sobre el desarrollo, hemos de hacer posible que los niños y niñas sean actores de su propia evolución y aprendizajes, creyéndonos realmente que su actividad les permite construir su autonomía no solo física, sino también mental y emocional, utilizando el interrogante, la duda, la experimentación, el error…como instrumentos didácticos básicos. Con este planteamiento, el papel de los profesionales consiste en estar atentos a sus descubrimientos y ofrecer propuestas que se ajusten mejor a sus posibilidades e intereses, apoyando su crecimiento, organizando y dando coherencia a las diversas experiencias que se producen en la Escuela.

En esta primera etapa del Sistema Educativo, que asienta los cimientos del resto, los profesionales han de garantizar el establecimiento de un marco privilegiado de relación afectiva que potencie la calma emocional necesaria para que los niños y niñas se interesen por conocer los complicados mecanismos y situaciones del mundo que les rodea. Les estamos educando para la vida y una inversión generosa en estas primeras edades puede ayudar a prevenir problemas posteriores de más difícil y costosa intervención.


LA PRIMERA ETAPA DEL SISTEMA EDUCATIVO ES LA QUE SE OCUPA DE LA EDUCACIÓN DE LOS NIÑOS Y NIÑAS DE LOS CERO A LOS SEIS AÑOS.

ESTA ETAPA EDUCATIVA TIENE CARACTERÍSTICAS PROPIAS Y DIFERENCIADAS DE LAS DEMÁS ETAPAS DE PRIMARIA Y SECUNDARIA.

LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS TIENEN DERECHOS DESDE SU NACIMIENTO.
  • EL DERECHO A LA EDUCACIÓN SIN DISCRIMINACIÓN EN RAZON DE LA EDAD.
  • EL DERECHO A QUE SE RESPETEN SUS RITMOS DE APRENDIZAJE, SUS INTERESES E INQUIETUDES.
  • EL DERECHO A CRECER Y DESARROLLARSE EN UN AMBIENTE DE AFECTO Y SEGURIDAD.
  • EL DERECHO A JUGAR Y A SER RECONOCIDOS COMO SERES ACTIVOS, CAPACES Y PROTAGONISTAS DE SU PROPIO APRENDIZAJE.
  • EL DERECHO A RELACIONARSE Y COMUNICARSE CON SUS IGUALES, EN UN AMBIENTE DE TOLERANCIA Y RESPETO A SUS DIFERENCIAS.
3.- ELEMENTOS ESPECÍFICOS QUE DEFINEN EL MODELO
3.1.- Características de los niños y niñas de 0 a 6 años
Durante los primeros años de vida los cambios son tantos y tan rápidos como no volverán a ser a lo largo de la vida. El crecimiento de la persona es un proceso de desarrollo evolutivo y dinámico fundamentado en la interacción con un medio físico, material, humano, social y cultural.

En esta etapa se establecen las bases de todo el proceso madurativo posterior y los niños y niñas van elaborando una serie de conductas que les permiten intervenir sobre el mundo e interactuar con los otros.

El conocimiento de sí mismos y del mundo que les rodea lo adquieren y desarrollan a través de sus acciones y de sus experiencias sensoriales y emocionales. Cada niño y cada niña recorre el camino del crecimiento a su manera y con su propio ritmo pero existe un orden natural de la evolución, una secuencia que debemos conocer.

La maduración biológica, además de una herencia genética, tiene mucho que ver con los estímulos que el medio ofrece. La base neuronal y sensorial de cada persona permite el desarrollo de todas sus capacidades para crecer física y psíquicamente pero dependiendo de las relaciones afectivas que se experimenten, su evolución irá en un sentido o en otro.

El mecanismo que permite que se produzca el desarrollo es la acción del niño y esta acción es posible gracias a su equipamiento innato en relación con un medio social que le cuida y le responde adecuadamente, escuchándole, conociéndole, valorándole y motivándole para nuevos desafíos y aprendizajes.

En estos primeros años los niños y niñas pasan desde la absoluta dependencia a la autonomía, de la indiferenciación a la primera noción de sí mismos y a relacionarse con sus iguales, desde las vivencias sensoriales a la posibilidad de conocer y representar el mundo que les rodea mediante los símbolos, los signos y diversos lenguajes.

Las intervenciones de los adultos más cercanos a ellos y el apego que establecen condicionan los primeros esquemas de conocimiento de sí mismos y de comunicación. Los momentos de satisfacción de sus necesidades básicas son el lugar en el que anclar las relaciones más profundas y por tanto educativas.

Esta relación será un modelo para posibles interacciones y el espejo fundamental para conocerse a sí mismos y para alcanzar su autoestima. Poco a poco irán tomando conciencia de sus necesidades, sus posibilidades de acción, los límites con los demás, las estrategias para solucionar conflictos, los estados emocionales de los otros, sobre sus conocimientos o competencias y desarrollarán su capacidad para entender a los demás. Avanzando en sus experiencias de relaciones interpersonales y comenzando a adquirir valores sobre lo que está bien o mal. Las conductas morales van haciendo su aparición.

Existe un sustrato orgánico y madurativo y una serie de procesos básicos, como la percepción, la atención y la memoria, en el desarrollo de las capacidades cognitivas y lingüísticas que están en estrecha relación. Pero los niños y niñas necesitan un medio rico en estímulos para ponerse en contacto con la realidad y organizarla en su cerebro. Desde el nacimiento comienzan a elaborar esquemas mentales de conocimiento hasta llegar a representarlos en ausencia de los objetos, de las personas y de las situaciones. El lenguaje se convierte en instrumento de comprensión, comunicación y expresión.

También empiezan a tener conciencia de sí mismos y de su cuerpo con la evolución de su motricidad, de tal forma que no sólo andan, corren, saltan y montan en bicicleta sino que, desde el nacimiento hasta los seis años, la construcción del esquema corporal va articulando los diversos elementos e integrándolos en un todo, comienzan a sentir los ejes corporales y pueden organizar el mundo con referencia a la posición del cuerpo.

Todos los aspectos que integran la vida del niño son educativos y el objetivo de la Educación Infantil es la atención integral a los niños y niñas, contemplando todas sus necesidades afectivas, físicas, sociales y de aprendizaje.



EL OBJETIVO PRIMORDIAL DE LA EDUCACIÓN INFANTIL DEBE SER EL DE SATISFACER LAS NECESIDADES DE LOS NIÑOS Y NIÑAS DE ESTA EDAD.

LOS NIÑOS Y NIÑAS DE CERO A SEIS AÑOS TIENEN NECESIDADES FÍSICAS, AFECTIVAS, COGNITIVAS Y SOCIALES Y TODAS DEBEN SER ATENDIDAS EN LA ESCUELA SIN QUE PREDOMINE LA IMPORTANCIA DE UNAS SOBRE OTRAS



3.2.- Ubicación y condiciones de los Centros de Educación Infantil
Basándonos en todo lo expuesto, queremos resaltar la necesidad de que las familias tomen conciencia de la importancia que tiene la ubicación y las condiciones de los Centros en los que van a escolarizar a sus hijos.

Creemos que el lugar idóneo es en el barrio donde se reside ya que los niños y niñas pueden compartir así los aprendizajes con sus vecinos, el medio les resulta familiar, el transporte no supone un riesgo, garantiza una continuidad dentro del Sistema Educativo y participan, desde el principio, en la convivencia con las personas de su entorno.

Desde esta perspectiva, no compartimos la propuesta de “Guarderías de Empresa” o recintos localizados en polígonos industriales en los que los más pequeños se convierten en apéndices de sus padres cuando van a trabajar, en la mayoría de los casos, en otro Municipio lejos del domicilio habitual.

Por tanto, consideramos necesario que en todos los barrios haya Centros Docentes Públicos que atiendan la demanda de las familias en todas las etapas educativas, desde los tres meses hasta los dieciocho años.

El centro más adecuado para esta etapa educativa, la primera del sistema educativo que abarca de los cero a los seis años, es la Escuela Infantil. Edificios especialmente diseñados y pensados para responder a las necesidades de los niños de esta edad. Las escuelas infantiles mas adecuadas son las que tienen capacidad para ochenta a cien niños, distribuidos en seis u ocho aulas y con 10 o 12 maestros para atenderlos. Donde los niños puedan establecer relaciones con todos los adultos de la escuela y donde se puedan sentir seguros en un espacio conocido y abarcable para ellos.

Somos conscientes de que nuestra realidad está lejos de este planteamiento. Pero debe ser una tendencia de proyección para el futuro si perseguimos la defensa de los derechos de los más pequeños de nuestra sociedad y pretendemos que crezcan en las mejores condiciones. Este debe ser un compromiso de futuro para todos los que conocemos a los niños y tenemos la responsabilidad de mejorar sus condiciones de vida.

En la actualidad, la mayoría de los niños de tres a seis años escolarizados en la educación pública, están en Centros de Educación Infantil y Primaria (CEIP). Las razones de esta escolarización responden más a fundamentos economicistas que a razones específicamente pedagógicas.

Debemos exigir a los centros, unas condiciones mínimas para que puedan satisfacer todas las necesidades de los niños y niñas de cero a seis años:

- Espacios amplios y luminosos con una temperatura idónea y una higiene adecuada.
- Espacios propios para las actividades de higiene y alimentación, dentro del aula, que faciliten su autonomía y su seguridad.
- Lugares para compartir tareas y momentos con toda la Comunidad Educativa (Escuela Participativa).
- Zonas al aire libre que inviten al niño a experimentar, a jugar, a moverse o a relacionarse libremente, sin perderse y sin peligros.
- Equipo Docente cualificado y motivado.
- Profesionales suficientes para atender adecuadamente las necesidades de los niños y niñas.
- Mobiliario y materiales de tamaño apropiado que les permitan desarrollar su autonomía de forma segura.
- Ambiente cálido y acogedor que refleje las señas de identidad definidas en cada Proyecto Educativo.
- Espacios, con la dotación de medios audiovisuales, biblioteca, y materiales de consulta para que el Equipo celebre los claustros y reflexione sobre su práctica educativa

Sólo siendo exigentes con estas condiciones conseguiremos una Escuela Pública de Calidad.


3.3. Formación de los Profesionales
Formación inicial:

Entendemos que la formación inicial de los profesionales que imparten Educación Infantil debe plantearse partiendo de las diversas competencias necesarias para completar su
“rol” (entidad) profesional. Estas funciones conllevan compromisos a distinto nivel: Alumnos, familias, trabajo en equipo, relaciones institucionales, etc.

Se hace necesario, por tanto, proporcionar a los profesionales una formación con la suficiente entidad y versatilidad como para responder adecuadamente a las complejas tareas que tienen que asumir, por lo que consideramos que la titulación idónea es la de Maestro ESPECIALISTA en Educación Infantil.

Debemos ser coherentes con la idea de defender la unidad de la Etapa a todos los efectos, incluida la titulación de los profesionales. La Administración Educativa deberá reconocer a los Técnicos de Educación Infantil que tengan la titulación de Maestros Especialistas en Educación Infantil. Y a los que no la tengan, facilitarles fórmulas y calendario para su formación o habilitación.


Este nivel formativo, como ya se ha hecho llegar reiteradamente a la Administración competente, deberá adecuarse a la nueva realidad pedagógica, psicológica y social mediante una revisión y actualización de los programas de los Centros de Formación para que sea posible hacer coincidir la naturaleza de nuestro trabajo con las verdaderas necesidades de los niños. Una formación que no deje de lado la investigación, la búsqueda de cauces que nos permitan contrastar el trabajo diario con los propios compañeros y otros ámbitos de actividad y acción educativa.

Los programas deben configurarse teniendo en cuenta y valorando los siguientes aspectos:
· La etapa y la edad de los niños y niñas a los que van dirigidos.
· Su evolución global que avanza desde los primeros estadios en la construcción de su identidad personal.
· La consideración del carácter educativo de las diversas secuencias en su proceso de desarrollo, a partir de las experiencias en la alimentación, descanso o higiene, superando la dicotomía entre lo asistencial y lo educativo.
· La naturaleza del trabajo en esta etapa que consiste, en buena medida, en la capacidad de los profesionales para transformar las necesidades derivadas de los procesos madurativos en acciones educativas.
· El marco de edad en el que se hace necesario poder interpretar, evaluar e integrar curricularmente todos los lenguajes que configuran la comunicación de los más pequeños, respetando su desarrollo madurativo.

Formación Continua:

También aquí la naturaleza dinámica del niño nos obliga a situarnos como observadores en movimiento y, desde esa perspectiva, coautores con éste del diseño de trabajo que nos proponemos abordar.

Más que en ningún otro ámbito, en Educación Infantil precisamos de espacios y tiempos que nos permitan avanzar desde lo individual a lo colectivo de cara a un enriquecimiento progresivo de nuestro quehacer profesional.

Por ello analizamos esta formación desde dos vertientes, interna y externa:

La primera debe formar parte de la Planificación Anual y situarse dentro de la dinámica de trabajo del equipo, preservando tiempos y adecuando recursos, de forma que alimente los cauces de experimentación e investigación, estimule la práctica educativa y enriquezca el significado de nuestra tarea, conduciendo al equipo a la reflexión común a través de criterios y metodología compartidos.

La segunda, se produce a través de los intercambios de proyectos y experiencias. La participación en seminarios y cursos abren perspectivas, permiten contrastar opiniones con otros profesionales y ampliar y actualizar conocimientos teóricos que podremos aplicar en el aula enriqueciendo y motivando nuestra práctica docente.

Desde los Equipos y la Administración correspondiente se debe potenciar cuantos programas de formación sean precisos, para conseguir la ampliación de nuestras expectativas formativas.

EL PROFESIONAL DE LA PRIMERA ETAPA DEL SISTEMA EDUCATIVO DEBE SER UN PROFESIONAL BIEN FORMADO, CON UNA CUALIFICACIÓN SIMILAR A LA DE LOS PROFESIONALES DE LAS OTRAS ETAPAS EDUCATIVAS. SU TITULACIÓN DEBE SER LA DE MAESTRO ESPECIALISTA EN EDUCACIÓN INFANTIL

3.4.- Ratios
El número de niños y niñas por aula, debe permitir, ante todo, la consecución de los objetivos que nos hemos propuesto y responder a los principios psicopedagógicos y socio-familiares que fundamentan el currículo para estas edades.

Si consideramos los agentes que intervienen en el proceso de escolarización, nos encontramos, antes que nada, al niño en sus primeros estadios. A los tres o cuatro meses de edad debemos valorar la íntima relación que se produce en la díada madre-hijo y qué recursos humanos necesitaremos para establecer una continuidad válida desde la escuela. Cuando empieza a andar, puede establecer mayor distancia respecto a la familia, pero presenta signos evidentes de angustia ante la separación por lo que es necesario tener presente la importancia de la relación de vínculo en este periodo. La consolidación de la individualidad y los comienzos de la noción de constancia del objeto no llegan hasta el tercer año de vida.

Por otra parte, el adulto, en sus funciones de atención al niño, debe contar con recursos que le permitan mantener relaciones fluidas con las familias, ofrecerles apoyo en la educación de sus hijos y además necesita planificar tiempos para preparar las actividades, establecer pautas de observación y seguimiento y evaluar los aprendizajes.

Todo lo expuesto es una parte de un conjunto de responsabilidades dentro del complejo entramado por el que discurre la necesaria interacción entre niños y profesionales. Abordemos esta relación con las garantías necesarias, defendiendo ratios razonables que permitan al personal cualificado desarrollar su compromiso, huyendo del voluntarismo, la abnegación y la sublimación personal.

Planteamos una propuesta de ratios cuyos extremos oscilen entre los mínimos defendidos por la Red de Atención a la Infancia de la Comisión Europea (en su documento “Objetivos de calidad en los servicios infantiles”, del año 1996) y los máximos establecidos para las Escuelas de la Red Pública de la Comunidad de Madrid:
  • Menores de 12 meses: 4 a 8 plazas por aula
  • 1 – 2 años: 6 a 12 plazas por aula
  • 2-3 años: 8 a 16 plazas por aula
  • 3 – 6 años: 15 a 20 plazas por aula
3.5.- El proyecto Educativo
3.5.1.- Trabajo en Equipo
No es posible hablar de calidad educativa sin pensar en una dinámica de trabajo en la que el Equipo sea el eje vertebral del funcionamiento de los centros.

Las reuniones del claustro de profesores son un instrumento de trabajo fundamental y básico para el desarrollo del Proyecto Educativo, por lo que consideramos que, dentro de la organización, es preciso contemplar tiempos y espacios que aseguren estos encuentros periódicos en un horario que no interfiera el trabajo con los niños. La frecuencia estará en función de las necesidades, pero consideramos que como mínimo hay que mantener una reunión quincenal.

Con el fin de coordinar mejor la tarea pedagógica de cada aula y entre los distintos niveles, son necesarios, además, otros momentos de intercambio de información entre los profesionales que intervienen con el mismo grupo de niños: Tutores, Apoyos, Equipos de Atención Temprana, Centros de Estimulación, Servicios Sociales…

Para que este trabajo sea operativo y resulte eficaz, tanto los contenidos como los tiempos tienen que estar debidamente planificados y evaluados cada curso en los documentos prescriptivos del Centro: P.G.A. y Memoria

La riqueza de intercambiar experiencias, tomar decisiones con criterios compartidos, crecer profesionalmente con las aportaciones de unos y otros, sólo es posible desde el planteamiento de poner al servicio de los demás el saber y el hacer de cada uno de los miembros del Equipo.

3.5.2.- Participación de las Familias
Las familias constituyen un elemento esencial en un Centro de Educación Infantil ya son las responsables, en primera instancia, de transmitir toda la información relevante sobre sus hijos a los profesionales, permitiéndoles entender los procesos por los que están pasando y facilitar así una intervención más ajustada.
Debemos facilitar los espacios y momentos de participación pero teniendo claro siempre el papel que le compete a cada uno. Tan incorrecto sería no respetar las peculiaridades de cada familia como permitir su intromisión en la tarea docente de los profesionales.

La Escuela no debe sustituir a la familia pero si complementarla facilitándole modelos y estrategias en la educación de los niños y niñas.

Así, el trabajo de colaboración que nos planteamos con los padres y madres se podría concretar en:
  • Contactos diarios en la llegada y recogida de los niños
  • Entrevistas individuales antes de la incorporación y tutorías a lo largo del curso
  • Reuniones trimestrales de cada grupo o nivel en las que se les informa de los contenidos de trabajo del trimestre y se recogen sus propuestas e inquietudes.
  • Intervención en la organización y realización de fiestas, actividades extraescolares, representaciones teatrales, decoración...
  • Charlas, tertulias, escuela de padres, talleres... en espacios “sólo para adultos”.
Participación en el Consejo Escolar, AMPA y delegados de aula.


LA RELACIÓN ENTRE LA ESCUELA Y LOS PADRES DE LOS NIÑOS ES DIRECTA Y COTIDIANA Y SE DESARROLLA EN UN CLIMA DE COLABORACIÓN Y CORDIALIDAD


3.5.3.- La Organización

Una organización flexible, viva y adaptada a la realidad es la base para el desarrollo de nuestro Proyecto Educativo. A través de ella transmitimos valores y facilitamos todo un entramado de relaciones que van a permitir la comunicación y coordinación entre los diferentes colectivos que forman la Comunidad Educativa (niños, profesionales y familias).

Organización de espacios, materiales y tiempos:
Los espacios juegan un papel importante en la vida de la escuela ya que van a permitir estructurar la secuencia de las distintas actividades y suponen una referencia clara y segura para los niños y niñas. Cada espacio debe responder a las necesidades de uso para las que ha sido designado y su organización tiene que ser dinámica de forma que configure lugares provocadores, estéticos, acogedores, cálidos, que posibiliten la interacción entre las personas y creen un ambiente agradable.

Los materiales deben ser objeto de cuidada planificación en el equipo, consensuando criterios de almacenamiento, uso, conservación y suministro en función de las necesidades a lo largo del curso, rentabilizando al máximo los recursos existentes.

Todos los momentos que el niño permanece en la escuela tienen la misma importancia en el desarrollo de sus aprendizajes por lo que debemos cuidar, planificar y evaluar cada uno de ellos, estructurar su organización y ajustar los ritmos teniendo en cuenta las necesidades de los niños y niñas, de forma que les permitan anticipar y secuenciar los diferentes acontecimientos de la vida cotidiana.

Es preciso mencionar la importancia de conjugar la necesidad de satisfacer las prioridades de los niños y niñas con el respeto a los derechos laborales de los profesionales, por lo que se impone una organización minuciosa basada en una planificación exhaustiva de las jornadas laborales, del tiempo de permanencia de los niños y niñas, de la estabilidad de las plantillas…, sin olvidar el tiempo necesario de trabajo personal de los adultos para reflexionar, programar su intervención educativa y para participar en las diferentes estructuras organizativas y de gestión.

Estructuras Organizativas y de Gestión:
Es imprescindible contar con una organización que facilite la participación y coordinación de los distintos colectivos que intervienen en el funcionamiento de los centros, teniendo en cuenta la función específica de cada uno de ellos.

La estructura que se responsabiliza de la organización del trabajo en equipo, toma de decisiones, resolución de conflictos, gestiones administrativas…viene determinada por el Equipo Directivo.
Los Órganos de Coordinación Docente son los encargados de realizar el seguimiento de las programaciones de forma coherente y secuenciada en todos los niveles.

La realización de todas las tareas educativas corre a cargo del Personal Docente que divide sus funciones, en igualdad de condiciones, en Tutoras/es y Apoyos.

El Consejo Escolar, en el que están representados todos los colectivos de la Comunidad Educativa, supervisa la gestión económica, realiza propuestas de gasto, aprueba los documentos prescritos, controla el cumplimiento de la normativa establecida en el Reglamento de Régimen Interior, interviene en el proceso de admisión y asignación de cuotas y toma decisiones sobre cualquier demanda o sugerencia de las personas a las que representa.

La Asociación de Padres y Madres, colabora con la Escuela en todas las actividades que se le proponen.

El Equipo de Atención Temprana formado por profesionales cualificados: psicólogos, pedagogos, maestros de apoyo, logopedas y trabajadores sociales que asisten, con regularidad semanal, para asesorar al equipo, orientar a las familias, realizar el seguimiento de los niños y niñas con necesidades educativas específicas y responder a las demandas que se vayan produciendo, contribuye a la mejora de la calidad de estos centros.

El Personal de Administración y Servicios se encarga de tareas tan importantes como la preparación de las comidas, la limpieza, el mantenimiento de las instalaciones y las labores burocráticas, siguiendo los criterios consensuados por todo el Equipo.


3.5.4.- Relaciones con otros servicios

Niños y familias viven y forman parte de un contexto más o menos amplio, en el que también está ubicada la Escuela. Es obligación del equipo educativo conocer y coordinarse con los diferentes servicios que existen en el municipio o barrio. Entre otros se pueden señalar: Servicios Sanitarios, Municipales, Sociales, Culturales y Educativos.

Es importante mencionar la necesaria coordinación con los colegios de la zona para compartir experiencias y facilitar el cambio de etapa.

Las Escuelas Infantiles deben estar adscritas a un CEIP, en la misma medida que lo están éstos a un Centro de Secundaria, para garantizar la continuidad de los Proyectos Educativos y la necesaria coordinación pedagógica de los profesionales.

Mientras la etapa de cero a seis años se encuentre dividida en dos centros diferentes ha de garantizarse la coordinación de los profesionales ya que constituyen, en la práctica, el mismo Equipo Educativo. Sería conveniente que contaran con el mismo coordinador o director para los dos ciclos y que se establezcan fórmulas de coordinación periódica, sistemática y fluida.

Y no menos necesario es contar con la asistencia periódica de una Inspección Educativa especializada en esta etapa que controle y valore el trabajo que se realiza.

SE DEBE GARANTIZAR LA ADECUADA COORDINACIÓN ENTRE LOS MAESTROS DE LA EDUCACIÓN INFANTIL Y LOS DE LA EDUCACIÓN PRIMARIA Y LA ADSCRIPCIÓN DIRECTA DE LOS CENTROS, QUE PERMITA LA CONTINUIDAD DE LOS PROYECTOS EDUCATIVOS.

4.- CONCLUSIONES Y PROPUESTAS
A lo largo de este documento se definen y aclaran las necesidades de los niños y niñas de cero a seis años. Creemos que deben suponer una prioridad a la hora de planificar las políticas Educativas y Sociales por parte de los responsables de las distintas Administraciones Públicas implicadas.

Aplicando estos criterios básicos, la Conciliación entre la vida laboral y familiar no debe basarse en la ampliación del horario de apertura de los centros sino en la posibilidad de flexibilizar los horarios de trabajo de los padres para que puedan pasar más tiempo con sus hijos.

Por otra parte, queda demostrada la necesidad de invertir dinero público en la creación y mantenimiento de Centros Públicos, cuya calidad está sobradamente reconocida en todos los ámbitos.

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