lunes, 11 de mayo de 2020

Entrevista a MERCEDES GARZÓN. Maestra de educación infantil pública. Colectivos de Educación Infantil de Madrid,en el periódico mundo obrero






Necesitamos seguridad para abrir los centros de 0 a 6 añosNo es la escuela sino la política social y laboral la que debe dar respuesta
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Unos días antes del estado de alarma, todos los centros educativos cerraron sus puertas ante la gran pandemia. Y ahora, para cuando llegue la desescalada en fase 2, el gobierno planifica abrir los centros de 0 a 6 años.

Consideramos que es una grave irresponsabilidad jugar con la salud precisamente de las niñas y niños más pequeños, de sus maestras y de las familias. Para dar este paso tan importante tendría que haberse constituido una mesa técnica que estudiara la actual situación y con gran rigor dictara un protocolo con las medidas sanitarias y educativas necesarias para poder acoger en las escuelas a toda la comunidad educativa sin discriminaciones.

El planteamiento de apertura tiene una función social y laboral para aquellos padres y madres que, teniendo que trabajar, necesitan el cuidado de sus criaturas. Pero cuando se habla de conciliación, ¿de quién depende esta responsabilidad?, ¿de los niños?, ¿de la escuela? ¿No será que las empresas y las administraciones no asumen este déficit social? En general, además, son las familias con menos recursos económicos quienes más problemas tienen. Son las políticas sociales y laborales las que deben dar respuesta, no la escuela.

Y explicamos por qué es tan delicado volver a la escuela tan pronto con estas edades.

Pensando en la salud de la comunidad educativa, nos parece imposible la aplicación de las medidas aconsejadas, en esta situación, para evitar los posibles contagios, porque es imposible controlar las distancias en estas edades.

La educación infantil de calidad tiene que ofrecer al niño y a la niña un alto nivel de seguridad física y emocional, un entorno en el que poder experimentar con todo lo que le rodea y una rica relación afectiva de contacto cercano y cálido con sus maestras y con sus compañeros. En esta situación no podríamos ofrecerles nada de esto. ¿Alguien se imagina que no puedan chupar y compartir los juguetes? ¿Qué sus maestras no puedan acunarlos o consolarlos? ¿Que no les dejemos jugar, comer o hablar y tocar a sus amigos, a niños y niñas de meses, de 2 años o de cinco?

Poco reconocimiento y escasa importancia

¿Y la seguridad de las maestras, maestros y demás profesionales? No nos imaginamos a estas educadoras o educadores, que necesitan establecer ese apego con los niños pequeños, con unas mascarillas, gafas o trajes que les hagan irreconocibles. Hay que pensar mucho. Reconocemos que la escuela tiene que volver a abrir las puertas y así lo queremos. Igual para todos, para que todos tengan las mismas oportunidades. Pero todo ha cambiado y es necesario repensar.

Se necesitará reducir el número de niños en cada espacio, aumentar el número de profesionales, revisar las instalaciones, regular los protocolos higiénicos y sanitarios, de desinfección y control, flexibilizar los horarios y aplicar los tests masivos a la ciudadanía. Y seguir pensando.

Muchas comunidades autónomas y ayuntamientos tendrían que volver a contratar a los equipos educativos de Escuelas Infantiles y Casas de Niños de la red pública a los que tan injustamente les suspendieron los contratos. A algunos profesionales les despidieron y a otros les aplicaron un ERTE. Tendrían que rehacer los convenios con los ayuntamientos para subvencionar sus centros de educación infantil y esto también hay que explicarlo. ¿Dónde está el dinero público presupuestado para el funcionamiento de los más de 500 centros infantiles de Madrid?

Las administraciones no han respetado ni valorado el trabajo voluntario online que están realizando los equipos educativos. Muchas de estas maestras, educadoras y educadores han llevado a cabo con las familias un trabajo excelente valorado por padres y madres, han realizado llamadas telefónicas a quienes no tenían medios informáticos, han atendido sus miedos y dudas, pero estas administraciones no consideran importante tampoco la cantidad de cuentos y juegos que las maestras han hecho para las criaturas, la elaboración de documentos o las reuniones de equipos educativos. Este ninguneo y poco respeto a los y las profesionales de esta etapa de 0 a 6 años demuestra el poco reconocimiento que tienen en general y la escasa importancia que se concede a la educación infantil, a estos años cruciales para la formación de la persona.

Hemos pedido a las administraciones públicas que reconsideren su decisión y, antes de abrir los centros de educación infantil, tengan claras las medidas de seguridad, salud, higiene, espaciales y educativas. Y que no se olviden de dotar a los centros o a las familias de distintos recursos para evitar la desigualdad.

LINK
https://www.mundoobrero.es/aut/index.php?aut=1286







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