Modelo de Educación Infantil de niños y niñas de cero a seis años
Junta de Portavoces de Educación Infantil Pública (0-6) de la Comunidad de Madrid
Documento informativo revisado en febrero del 2013
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Í N D I C E
1.- OBJETIVOS QUE PRETENDEMOS CONSEGUIR CON LA DIVULGACIÓN DE ESTE
DOCUMENTO.
2.- INTRODUCCIÓN: LA EDUCACIÓN INFANTIL, UN DERECHO.
3.- ELEMENTOS ESPECÍFICOS QUE DEFINEN EL MODELO DE EDUCACIÓN INFANTIL
QUE PRETENDEMOS:
3.1.- Características
de los niños y niñas
3.2.- Ubicación y
condiciones de los centros
3.3.- Profesionales y
su formación
3.4.- Ratios
3.5.- Proyecto
Educativo:
3.5.1.-
Trabajo en Equipo
3.5.2.-
Familias
3.5.3.-
Organización
3.5.4.-
Relaciones con otros Servicios
4.- CONCLUSIONES Y
PROPUESTAS
1.- OBJETIVOS:
La Junta de
Portavoces de la Educación Infantil Pública de la Comunidad de Madrid ha
elaborado
este documento con el fin de:
- Informar y concienciar a la población, en general, y a las Administraciones Públicas, en particular, sobre la importancia que tiene una Educación Infantil Pública de auténtica calidad y equidad.
- Ofrecer argumentos válidos, constatados en el quehacer diario de nuestros centros, que defienden la necesidad de invertir dinero público para garantizar el óptimo funcionamiento de los Servicios Educativos que los más pequeños se merecen.
- Mostrar la realidad de la Red Pública de Escuelas Infantiles y Casas de Niños de la Comunidad de Madrid para que, entre todos, podamos mejorarla.
- Definir nuestra propuesta del Modelo para que pueda servir de referencia a los distintos profesionales implicados en la Educación Infantil.
2.- INTRODUCCIÓN: LA EDUCACIÓN INFANTIL, UN
DERECHO
Para entender la Educación como
un proceso continuo a lo largo de toda la vida, partimos del planteamiento de una Escuela que, como define
la Comisión Internacional de la UNESCO, se basa en cuatro principios fundamentales:
aprender a conocer, aprender a hacer,
aprender a ser y aprender a convivir. Los primeros años de vida nos ofrecen
la posibilidad de aplicar estos principios e iniciar estos aprendizajes que
resultan transcendentales en la evolución posterior del individuo.
Consideramos que los niños y
niñas no son proyectos de persona que hay que modelar. El crecimiento es un
complejo entramado de interacciones entre los aspectos biológicos, sociales y
afectivos en el que ellos y ellas desempeñan un papel activo y en el que el adulto
ocupa un lugar fundamental para generar el clima de afecto y seguridad tan
necesario para el óptimo desarrollo de todas sus capacidades.
El papel de la Escuela empieza a
cuestionarse. Ya no es un espacio en el que sólo se transmiten conocimientos,
sino un lugar para apoyar y potenciar los aprendizajes de los más pequeños.
Trabajamos con niños y niñas que vivirán en una sociedad diferente, por lo que
es preciso considerar la Educación como un compromiso social para garantizar el
bienestar de toda la ciudadanía.
Por todo ello, es necesario pasar
de una percepción de la Educación, en este tramo de edad, basada en cubrir las necesidades inmediatas o en preparar a
los más pequeños para los aprendizajes futuros, a una intervención docente que
nos lleve a valorar sus recursos y potenciales desde que nacen, planteándonos
esta etapa con una entidad en sí misma.
En este sentido nos preocupa no
sólo la escolarización de estos niños y niñas de forma cuantitativa, sino el
nivel de calidad de los centros, lo que nos lleva a cuestionarnos la necesidad
de intervenir en el caos actual que nos está impidiendo conocer la realidad de
muchos recintos que ni parten de estas premisas ni, por supuesto, reúnen las
condiciones mínimas que estamos defendiendo.
El Derecho de los más pequeños no
se basa entonces, en ser “guardados”. Tampoco significa ser escolarizados
adelantando objetivos y aprendizajes propios de la Enseñanza Obligatoria ya que
al hacerlo así estamos negando la gran riqueza de sus valores personales,
privando a la primera infancia del placer del propio descubrimiento,
quitándoles un sentido que es innato y
que puede conducir directamente a un mal aprendizaje y al fracaso escolar.
Hoy por hoy no podemos partir
únicamente de procesos prefijados y establecidos sobre el desarrollo, hemos de
hacer posible que los niños y niñas sean actores de su propia evolución y
aprendizajes, creyéndonos realmente que su actividad les permite construir
su autonomía no solo física, sino
también mental y emocional, utilizando el interrogante, la duda, la
experimentación, el error…como instrumentos didácticos básicos. Con este
planteamiento, el papel de los profesionales consiste en estar atentos a sus
descubrimientos y ofrecer propuestas que se ajusten mejor a sus posibilidades e
intereses, apoyando su crecimiento, organizando y dando coherencia a las
diversas experiencias que se producen en la Escuela.
En esta primera etapa del Sistema
Educativo, que asienta los cimientos del resto de las etapas, los profesionales
han de garantizar el establecimiento de un marco privilegiado de relación
afectiva que potencie la calma emocional necesaria para que los niños y niñas
se interesen por conocer los complicados mecanismos y situaciones del mundo que
les rodea. Les estamos educando para la vida y una inversión generosa en estas primeras edades puede ayudar a
prevenir problemas posteriores de más difícil y costosa intervención.
Todos los aspectos que integran
la vida del niño son educativos y el
objetivo de la Educación Infantil es la atención integral a los niños y niñas,
contemplando todas sus necesidades afectivas, físicas, sociales y de
aprendizaje.
Por otro lado el papel
fundamental de la escuela debe ser el de favorecer la igualdad de oportunidades
y por tanto ser compensadora de las
diferencias sociales.
LA
PRIMERA ETAPA DEL SISTEMA EDUCATIVO ES LA QUE SE OCUPA DE LA EDUCACIÓN DE LOS
NIÑOS Y NIÑAS DE LOS CERO A LOS SEIS AÑOS.
ESTA
ETAPA EDUCATIVA TIENE CARACTERÍSTICAS
PROPIAS Y DIFERENCIADAS DE LAS DEMÁS ETAPAS DE PRIMARIA Y SECUNDARIA.
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS TIENEN
DERECHOS DESDE SU NACIMIENTO.
3.- ELEMENTOS ESPECÍFICOS QUE DEFINEN EL MODELO
3.1.- Características de los niños y niñas de 0 a 6 años
Durante los primeros años de vida
los cambios son tantos y tan rápidos como no volverán a ser a lo largo de la
vida. El crecimiento de la persona es un proceso de desarrollo evolutivo y
dinámico fundamentado en la interacción con un medio físico, material, humano,
social y cultural.
En esta etapa se establecen las bases de todo el proceso madurativo
posterior y los niños y niñas van elaborando una serie de conductas que les
permiten intervenir sobre el mundo e interactuar con los otros.
El conocimiento de sí mismos y
del mundo que les rodea lo adquieren y desarrollan a través de sus acciones y
de sus experiencias sensoriales y emocionales. Cada niño y cada niña recorre el camino del crecimiento a su manera y
con su propio ritmo pero existe un orden natural de la evolución, una
secuencia que debemos conocer.
LOS
NIÑOS Y LAS NIÑAS TIENEN DERECHOS:EL DERECHO A LA EDUCACIÓN SIN DISCRIMINACIÓN EN RAZON DE LA EDAD.
EL DERECHO A QUE SE RESPETEN SUS RITMOS DE
APRENDIZAJE, SUS INTERESES E INQUIETUDES
EL DERECHO A CRECER Y DESARROLLARSE EN UN
AMBIENTE DE AFECTO Y SEGURIDAD.
EL DERECHO A JUGAR Y A SER RECONOCIDOS COMO
SERES ACTIVOS, CAPACES Y PROTAGONISTAS DE SU PROPIO APRENDIZAJE.
EL DERECHO A RELACIONARSE Y COMUNICARSE CON
SUS IGUALES, EN UN AMBIENTE DE TOLERANCIA Y RESPETO A SUS DIFERENCIAS.
La maduración biológica, además
de una herencia genética, tiene mucho que ver con los estímulos que el medio
ofrece. La base neuronal y sensorial de cada persona permite el desarrollo de
todas sus capacidades para crecer física y psíquicamente pero dependiendo de las relaciones afectivas que
se experimenten, su evolución irá en un sentido o en otro.
El mecanismo que permite que se produzca el desarrollo es la acción
del niño y esta acción es posible
gracias a su equipamiento innato en relación con un medio social que le cuida y le responde adecuadamente,
escuchándole, conociéndole, valorándole y motivándole para nuevos desafíos y
aprendizajes.
En estos primeros años los niños
y niñas pasan desde la absoluta dependencia a la autonomía, de la
indiferenciación a la primera noción de sí mismos y a relacionarse con sus
iguales, desde las vivencias sensoriales a la posibilidad de conocer y
representar el mundo que les rodea mediante los símbolos, los signos y diversos
lenguajes.
Las intervenciones de los adultos
más cercanos a ellos y el apego que establecen condicionan los primeros
esquemas de conocimiento de sí mismos y de comunicación. Los momentos de satisfacción de sus necesidades básicas son el lugar en
el que anclar las relaciones más profundas y por tanto educativas.
Esta relación será un modelo para
posibles interacciones y el espejo fundamental para conocerse a sí mismos y
para alcanzar su autoestima. Poco a poco irán tomando conciencia de sus
necesidades, sus posibilidades de acción, los límites con los demás, las
estrategias para solucionar conflictos, los estados emocionales de los otros,
sobre sus conocimientos o competencias y desarrollarán su capacidad para
entender a los demás. Avanzando en sus experiencias de relaciones
interpersonales y comenzando a adquirir
valores sobre lo que está bien o mal. Las conductas morales van haciendo
su aparición.
Existe un sustrato orgánico y
madurativo y una serie de procesos básicos, como la percepción, la atención y
la memoria, en el desarrollo de las capacidades cognitivas y lingüísticas que
están en estrecha relación. Pero los
niños y niñas necesitan un medio rico en estímulos para ponerse en contacto con
la realidad y organizarla en su cerebro. Desde el nacimiento comienzan a
elaborar esquemas mentales de conocimiento hasta llegar a representarlos en
ausencia de los objetos, de las personas y de las situaciones. El lenguaje se
convierte en instrumento de comprensión, comunicación y expresión.
También empiezan a tener
conciencia de sí mismos y de su cuerpo con la evolución de su motricidad, de
tal forma que no sólo andan, corren, saltan y montan en bicicleta sino que,
desde el nacimiento hasta los seis años, la construcción del esquema corporal
va articulando los diversos elementos e integrándolos en un todo, comienzan a
sentir los ejes corporales y pueden organizar el mundo con referencia a la
posición del cuerpo.
Los niños y las niñas deben ser
considerados seres competentes y capaces. La tarea de la educación infantil es
la de acompañarlos en su desarrollo respetando sus diversos ritmos y estilos de
aprendizaje, así como sus motivaciones e intereses para que vayan
construyendo su identidad personal,
su autonomía, su creatividad y su socialización. Para ello
debemos proporcionarles un ambiente seguro y estimulante.
EL
OBJETIVO PRIMORDIAL DE LA EDUCACIÓN INFANTIL DEBE SER EL DE SATISFACER LAS
NECESIDADES DE LOS NIÑOS Y NIÑAS DE ESTA EDAD.
LOS NIÑOS Y NIÑAS DE CERO A SEIS AÑOS TIENEN
NECESIDADES FÍSICAS, AFECTIVAS, COGNITIVAS Y SOCIALES Y TODAS DEBEN SER
ATENDIDAS EN LA ESCUELA SIN QUE PREDOMINE LA IMPORTANCIA DE UNAS SOBRE OTRAS
3.2.- Ubicación y condiciones de los Centros de Educación Infantil
Basándonos en todo lo expuesto,
queremos resaltar la necesidad de que las familias tomen conciencia de la
importancia que tiene la ubicación y las condiciones de los Centros en los que
van a escolarizar a sus hijos.
Afirmamos que el lugar idóneo es en el barrio donde se
reside ya que los niños y niñas pueden compartir así los aprendizajes con sus
vecinos, el medio les resulta familiar, el transporte no supone un riesgo,
garantiza una continuidad dentro del Sistema Educativo y participan, desde el
principio, en la convivencia con las personas de su entorno.
Desde esta perspectiva, no compartimos la propuesta de
“Guarderías de Empresa” o recintos localizados en polígonos industriales en los
que los más pequeños se convierten en apéndices de sus padres cuando van a
trabajar, en la mayoría de los casos, en otro Municipio lejos del domicilio
habitual.
Por tanto, consideramos necesario que en todos los barrios
haya Centros Docentes Públicos que atiendan la demanda de las familias en todas
las etapas educativas, desde los tres meses hasta los dieciocho años.
El centro más adecuado para esta etapa educativa, la primera del
sistema educativo que abarca de los cero a los seis años, es la Escuela
Infantil.
Edificios especialmente diseñados y pensados
para responder a las necesidades de los niños de esta edad. Las escuelas
infantiles mas adecuadas son las que tienen capacidad para
ochenta a cien niños, distribuidos en seis u ocho aulas y con
10 o 12 maestros para atenderlos.
Donde los niños puedan establecer relaciones con todos los adultos de la
escuela y donde se puedan sentir seguros en un espacio conocido y abarcable
para ellos.
Somos conscientes de que nuestra
realidad está lejos de este
planteamiento. Pero debe ser una tendencia
de proyección para el futuro si perseguimos
la defensa de los derechos de los más pequeños de nuestra sociedad y pretendemos
que crezcan en las mejores condiciones.
Este debe ser un compromiso de futuro para todos los que conocemos a los niños
y tenemos la responsabilidad de mejorar sus condiciones de vida.
En la actualidad, la mayoría de los niños de tres a seis años escolarizados
en la educación pública, están en
Centros de Educación Infantil y Primaria (CEIP). Las razones de esta
escolarización responden más a fundamentos economicistas que a
razones específicamente pedagógicas.
Debemos exigir a los centros, unas condiciones mínimas para que puedan satisfacer todas las
necesidades de los niños y niñas de cero a seis años:
- Espacios
amplios y luminosos con una temperatura idónea y una higiene adecuada.
- Espacios
propios para las actividades de higiene y alimentación, dentro del aula,
que faciliten su autonomía y su seguridad.
- Lugares
para compartir tareas y momentos con toda la Comunidad Educativa (Escuela
Participativa).
- Zonas
al aire libre que inviten al niño a experimentar, a jugar, a moverse o a
relacionarse libremente, sin perderse y
sin peligros.
- Equipo
Docente cualificado y motivado.
- Profesionales
suficientes para atender
adecuadamente las necesidades de los niños y niñas.
- Mobiliario
y materiales de tamaño apropiado que les permitan desarrollar su autonomía
de forma segura.
- Ambiente
cálido y acogedor que refleje las señas de identidad definidas en cada
Proyecto Educativo.
- Espacios, con la dotación de medios audiovisuales, biblioteca, y materiales de consulta para que el Equipo celebre los claustros y reflexione sobre su práctica educativa
Sólo siendo
exigentes con estas condiciones conseguiremos una Escuela Pública de Calidad.
Sin embargo los últimos decretos de la C.A.M. han rebajado los requisitos que
las escuelas han de tener, reduciendo espacios de las aulas y los destinados
a servicios de atención a las familias
LA ESCUELA INFANTIL DEBE ESTAR UBICADA EN EL BARRIO DONDE VIVEN
LOS NIÑOS QUE A ELLA ACUDEN PARA POTENCIAR LAS RELACIONES CON EL ENTORNO Y
EVITAR LOS PELIGROSOS DESPLAZAMIENTOS.
3.3. Formación de los Profesionales
Formación
inicial:
Entendemos que la formación
inicial de los profesionales que imparten Educación Infantil debe plantearse
partiendo de las diversas competencias necesarias para completar su “rol” (entidad) profesional. Estas
funciones conllevan compromisos a distinto nivel: Alumnos, familias, trabajo en
equipo, relaciones institucionales, etc.
Se hace necesario, por tanto,
proporcionar a los profesionales una formación con la suficiente entidad y
versatilidad como para responder adecuadamente a las complejas tareas que
tienen que asumir, por lo que consideramos que la titulación idónea es la de Maestro Especialista en Educación
Infantil.
Debemos ser coherentes con la
idea de defender la unidad de la Etapa a todos los efectos, incluida la
titulación de los profesionales. La Administración Educativa deberá reconocer a
los Técnicos de Educación Infantil que tengan la titulación de Maestros
Especialistas en Educación Infantil. Y a los que no la tengan, facilitarles
fórmulas y calendario para su formación o habilitación.
Este nivel formativo, como ya se
ha hecho llegar reiteradamente a la Administración competente, deberá adecuarse
a la nueva realidad pedagógica, psicológica y social mediante una revisión y
actualización de los programas de los Centros de Formación para que sea posible
hacer coincidir la naturaleza de nuestro trabajo con las verdaderas necesidades
de los niños. Una formación que no deje
de lado la investigación, la búsqueda de cauces que nos permitan contrastar el
trabajo diario con los propios compañeros y otros ámbitos de actividad y acción
educativa.
Los programas deben configurarse
teniendo en cuenta y valorando los siguientes aspectos:
- La
etapa y la edad de los niños y
niñas a los que van dirigidos.
- Su
evolución global que avanza desde los primeros estadios en la construcción
de su identidad personal
- . La
consideración del carácter educativo de las diversas secuencias en su
proceso de desarrollo, a partir de las experiencias en la alimentación, descanso
o higiene, superando la dicotomía entre lo asistencial y lo educativo.
- La
naturaleza del trabajo en esta etapa que consiste, en buena medida, en la
capacidad de los profesionales para transformar las necesidades derivadas
de los procesos madurativos en acciones educativas.
- El marco de edad en el que se hace necesario poder interpretar, evaluar e integrar curricularmente todos los lenguajes que configuran la comunicación de los más pequeños, respetando su desarrollo madurativo.
Formación Continua:
También aquí la naturaleza
dinámica del niño nos obliga a situarnos como observadores en movimiento y,
desde esa perspectiva, coautores con éste del diseño de trabajo que nos
proponemos abordar.
Más que en ningún otro ámbito, en
Educación Infantil precisamos de espacios y tiempos que nos permitan avanzar
desde lo individual a lo colectivo de cara a un enriquecimiento progresivo de
nuestro quehacer profesional.
Por ello analizamos esta
formación desde dos vertientes, interna y externa:
La primera debe formar parte de
la Planificación Anual y situarse dentro de la dinámica de trabajo del equipo,
preservando tiempos y adecuando recursos, de forma que alimente los cauces de
experimentación e investigación, estimule la práctica educativa y enriquezca el
significado de nuestra tarea, conduciendo al equipo a la reflexión común a
través de criterios y metodología compartidos.
La segunda, se produce a través de los intercambios de
proyectos y experiencias. La participación en seminarios y cursos abren perspectivas,
permiten contrastar opiniones con otros
profesionales y ampliar y actualizar
conocimientos teóricos que podremos aplicar en el aula enriqueciendo y
motivando nuestra práctica docente.
Desde los Equipos y la Administración correspondiente se debe
potenciar cuantos programas de formación sean precisos, para conseguir la ampliación de nuestras expectativas
formativas.
3.4.- Ratios
El número de niños y niñas por
aula, debe permitir, ante todo, la consecución de los objetivos que nos hemos
propuesto y responder a los principios psicopedagógicos y socio-familiares que
fundamentan el currículo para estas edades.
Si consideramos los agentes que
intervienen en el proceso de escolarización, nos encontramos, antes que nada,
al niño en sus primeros estadios. A los tres o cuatro meses de edad debemos
valorar la íntima relación que se produce en la díada madre-hijo y qué recursos
humanos necesitaremos para establecer una continuidad válida desde la escuela.
Cuando empieza a andar, puede establecer mayor distancia respecto a la familia,
pero presenta signos evidentes de angustia ante la separación por lo que es
necesario tener presente la importancia de la relación de vínculo en este
periodo. La consolidación de la individualidad y los comienzos de la noción de
constancia del objeto no llegan hasta el tercer año de vida.
Por otra parte, el adulto, en sus
funciones de atención al niño, debe contar con recursos que le permitan
mantener relaciones fluidas con las familias, ofrecerles apoyo en la educación
de sus hijos y además necesita
planificar tiempos para preparar las actividades, establecer pautas de
observación y seguimiento y evaluar los aprendizajes.
Todo lo expuesto es una parte de
un conjunto de responsabilidades dentro del complejo entramado por el que
discurre la necesaria interacción entre niños y profesionales. Abordemos esta
relación con las garantías necesarias, defendiendo ratios razonables que
permitan al personal cualificado desarrollar su compromiso, huyendo del
voluntarismo, la abnegación y la sublimación personal.
En los últimos años la Administración Educativa de la Comunidad de
Madrid ha rebajado considerablemente los criterios y requisitos mínimos que
conferían parámetros de calidad a las Escuelas Infantiles. Y entre ellos la disminución del número de educadores de
apoyo y el aumento de las ratios en los
dos ciclos (8 bebés, 14 niños de un año, 20 niños de dos años, 25 niños a partir
de tres años).
Nosotros planteamos una propuesta
de ratios más cercana a los defendidos por la Red de Atención a la Infancia de
la Comisión Europea en su documento “Objetivos de calidad en los servicios
infantiles” del año 1996. Con
tendencia a cumplirlos totalmente a medio plazo:
- Menores
de 12 meses: 4 a 6 plazas por aula
- 1 – 2
años: 6 a 9 plazas por aula
- 2 – 3
años: 8 a 12 plazas por aula
- 3 – 6 años: 15 a 18 plazas por aula.
La conveniencia de prestar una
mayor atención a la diversidad de los niños para poder adecuarnos a sus
necesidades específicas requerirá en algunos casos la disminución del número de
niños en un grupo.
3.5.- El proyecto Educativo
3.5.1.- Trabajo en Equipo
No es posible hablar de calidad
educativa sin pensar en una dinámica de trabajo en la que el Equipo sea el eje
vertebral del funcionamiento de los centros.
Las reuniones del claustro de
profesores son un instrumento de trabajo fundamental y básico para el
desarrollo del Proyecto Educativo, por lo que consideramos que, dentro de la
organización, es preciso contemplar tiempos y espacios que aseguren estos
encuentros periódicos en un horario que no interfiera el trabajo con los niños.
La frecuencia estará en función de las necesidades, pero consideramos que como
mínimo hay que mantener una reunión quincenal.
Con el fin de coordinar mejor la
tarea pedagógica de cada aula y entre los distintos niveles, son necesarios,
además, otros momentos de intercambio de información entre los
profesionales que intervienen con el
mismo grupo de niños: Tutores, Apoyos, Equipos de Atención Temprana, Centros de
Estimulación, Servicios Sociales…
Para que este trabajo sea
operativo y resulte eficaz, tanto los contenidos como los tiempos tienen que
estar debidamente planificados y evaluados cada curso en los documentos
prescriptivos del Centro: P.G.A. y Memoria
La riqueza de intercambiar experiencias, tomar decisiones con criterios
compartidos, crecer profesionalmente con las aportaciones de unos y otros, sólo
es posible desde el planteamiento de poner al servicio de los demás el saber y
el hacer de cada uno de los miembros del Equipo.
3.5.2.- Participación de las Familias
Las familias constituyen un
elemento esencial en un Centro de Educación Infantil ya que son las
responsables, en primera instancia, de transmitir toda la información relevante
sobre sus hijos a los profesionales,
permitiéndoles entender los procesos por los que están pasando y facilitar así
una intervención más ajustada.
Debemos facilitar los espacios y
momentos de participación pero teniendo claro siempre el papel que le compete a
cada uno.
La Escuela no debe sustituir a la familia pero si complementarla
facilitándole modelos y estrategias en la educación de los niños y niñas.
Así, el trabajo de colaboración
que nos planteamos con los padres y madres se podría concretar en:
- Contactos diarios en la llegada y recogida de los niños
- Entrevistas individuales antes de la incorporación y tutorías a lo largo del curso
- Reuniones trimestrales de cada grupo o nivel en las que se les informa de los contenidos de trabajo del trimestre y se recogen sus propuestas e inquietudes.
- Intervención en la organización y realización de fiestas, actividades extraescolares, representaciones teatrales, decoración...
- Charlas, tertulias, escuela de padres, talleres... en espacios “sólo para adultos”.
- Participación en el Consejo Escolar, AMPA y delegados de aula.
Una organización flexible, viva y
adaptada a la realidad es la base para el desarrollo de nuestro Proyecto
Educativo. A través de ella transmitimos valores y facilitamos todo un
entramado de relaciones que van a permitir la comunicación y coordinación entre
los diferentes colectivos que forman la Comunidad Educativa (niños,
profesionales y familias).
Organización
de espacios, materiales y tiempos:
Los
espacios juegan un papel importante en la vida de la escuela ya que van a
permitir estructurar la secuencia de las distintas actividades y suponen una
referencia clara y segura para los niños y niñas. Cada espacio debe responder a
las necesidades de uso para las que ha sido designado y su organización tiene
que ser dinámica de forma que configure lugares provocadores, estéticos,
acogedores, cálidos, que posibiliten la interacción entre las personas y creen
un ambiente agradable.
Los materiales deben ser objeto
de cuidada planificación en el equipo, consensuando criterios de
almacenamiento, uso, conservación y suministro en función de las necesidades a
lo largo del curso, rentabilizando al máximo los recursos existentes.
Todos los momentos que el niño
permanece en la escuela tienen la misma importancia en el desarrollo de sus
aprendizajes por lo que debemos cuidar, planificar y evaluar cada uno de ellos,
estructurar su organización y ajustar
los ritmos teniendo en cuenta las necesidades de los niños y niñas, de forma
que les permitan anticipar y secuenciar los diferentes acontecimientos de la
vida cotidiana.
Es preciso mencionar la
importancia de conjugar la necesidad de satisfacer las prioridades de los niños
y niñas con el respeto a los derechos laborales de los profesionales, por lo
que se impone una organización minuciosa basada en una planificación exhaustiva
de las jornadas laborales, del tiempo de permanencia de los niños y niñas, de
la estabilidad de las plantillas…, sin olvidar el tiempo necesario de trabajo
personal de los adultos para reflexionar, programar su intervención educativa y
para participar en las diferentes estructuras organizativas y de gestión.
Estructuras
Organizativas y de Gestión:
Es imprescindible contar con una
organización que facilite la participación y coordinación de los distintos
colectivos que intervienen en el funcionamiento de los centros, teniendo en
cuenta la función específica de cada uno de ellos.
La estructura que se
responsabiliza de la organización del trabajo en equipo, toma de decisiones,
resolución de conflictos, gestiones administrativas…viene determinada por el
Equipo Directivo.
Los Órganos de Coordinación
Docente son los encargados de realizar el seguimiento de las programaciones de
forma coherente y secuenciada en todos los niveles.
La realización de todas las
tareas educativas corre a cargo del Personal
Docente que divide sus funciones, en igualdad de condiciones, en Tutoras/es
y Apoyos.
El Consejo Escolar, en el que están representados todos los
colectivos de la Comunidad Educativa, supervisa la gestión económica, realiza
propuestas de gasto, aprueba los documentos prescritos, controla el cumplimiento
de la normativa establecida en el Reglamento de Régimen Interior, interviene en
el proceso de admisión y asignación de cuotas y toma decisiones sobre cualquier
demanda o sugerencia de las personas a las que representa.
La Asociación de Padres y Madres, colabora con la Escuela en todas
las actividades que se le proponen.
El Equipo de Atención Temprana formado por profesionales
cualificados: psicólogos, pedagogos, maestros de apoyo, logopedas y
trabajadores sociales que asisten, con
regularidad semanal, para asesorar al equipo, orientar a las familias, realizar
el seguimiento de los niños y niñas con necesidades educativas específicas y
responder a las demandas que se vayan produciendo, contribuye a la mejora de la
calidad de estos centros.
En la actualidad en la Comunidad
de Madrid los Equipos de Atención
Temprana se ven obligados a atender con los mismos recursos al doble de
centros, lo que impide un trabajo de detección y diagnóstico adecuados.
El Personal de Administración y
Servicios se encarga de tareas tan importantes como la preparación de las
comidas, la limpieza, el mantenimiento de las instalaciones y las labores
burocráticas, siguiendo los criterios consensuados por todo el Equipo.
3.5.4.- Relaciones con otros
servicios
Niños y familias viven y forman
parte de un contexto más o menos amplio, en el que también está ubicada la
Escuela. Es obligación del equipo
educativo conocer y coordinarse con los
diferentes servicios que existen en el municipio o barrio. Entre otros se
pueden señalar: Servicios Sanitarios,
Municipales, Sociales, Culturales y Educativos.
Es importante mencionar la
necesaria coordinación con los colegios de la zona para compartir experiencias
y facilitar el cambio de etapa.
Las Escuelas Infantiles deben
estar adscritas a un CEIP, en la misma medida que lo están éstos a un Centro de
Secundaria, para garantizar la continuidad de los Proyectos Educativos y la
necesaria coordinación pedagógica de los profesionales.
Mientras la etapa de cero a seis
años se encuentre dividida en dos centros diferentes ha de garantizarse la
coordinación de los profesionales ya que constituyen, en la práctica, el mismo
Equipo Educativo. Sería conveniente que contaran con el mismo coordinador o
director para los dos ciclos y que se establezcan
fórmulas de coordinación periódica, sistemática y fluida.
Y no menos necesario es contar
con la asistencia periódica de una Inspección Educativa especializada en esta
etapa que controle, valore y oriente el trabajo que se realiza.
Sin embargo en nuestra Comunidad,
actualmente no contamos con esta Inspección Educativa
4.- CONCLUSIONES Y PROPUESTAS
A lo largo de este documento se
definen y aclaran las necesidades de los niños y niñas de cero a seis años.
Creemos que deben suponer una prioridad a la hora de planificar las políticas
Educativas y Sociales por parte de los responsables de las distintas
Administraciones Públicas implicadas.
La educación debe tender a garantizar la igualdad de oportunidades y la
escuela debe ser compensadora de las desigualdades sociales.
Las Escuelas Infantiles y las
Casas de Niños son los centros educativos más adecuados para atender a los
niños más pequeños. Deben estar
ubicadas en los barrios, próximas al
domicilio de los niños para facilitar su integración social y evitar los peligrosos desplazamientos.
La Conciliación entre la vida
laboral y familiar no debe basarse en la ampliación del horario de apertura de
los centros sino en la posibilidad de flexibilizar los horarios de trabajo de
los padres para que puedan pasar más tiempo con sus hijos.
Para garantizar la continuidad de
los proyectos educativos se hacen
necesarias las adscripciones de las escuelas a los colegios de infantil
y primaria. Y una coordinación real y
efectiva de los equipos educativos que facilite el paso de los niños de un
ciclo a otro. Un único profesional con la máxima cualificación y formación para
toda la primera etapa del sistema educativo y una inspección educativa con
formación específica.
Por otra parte, queda demostrada
la necesidad de invertir dinero público
en la creación y mantenimiento de Centros
Públicos, cuya calidad está sobradamente reconocida en todos los ámbitos.
Sin embargo, desde el año 2000 y
singularmente desde el 2008 constatamos que
la Administración Educativa competente viene relajando los criterios y
medidas que conferían parámetros de calidad a la educación infantil:
- Aumento
del número de niños por aula (ratios) en ambos ciclos.
- Privatización
del primer ciclo
- Desregulación
del sector
- Disminución
de los E.A.T. y de los profesionales
- Ausencia
de Inspección Educativa
- Desaparición
de espacios y servicios en los centros relacionados con la atención y el
confort de los niños y familias.
- Aumento abusivo de los precios públicos que expulsan a las familias más desfavorecidas de las Escuelas infantiles y de las Casas de Niños.
Y un largo etc., que tiene como
consecuencia directa la pérdida de calidad de la Educación Infantil y el
alejamiento cada vez mayor de la realidad de los países de nuestro entorno
geográfico cultural y de desarrollo.
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