Por su interés y actualidad la reproducimos
25 Niñ@s y un pingüino. Carta a Ignacio Wert.
Querido (que digo yo que
alguien le querrá) señor Wert:
Estoy completamente segura
de que lo que voy a contarle no le importa nada en
absoluto, pero aún así voy a contárselo. Sepa que todo lo
que contiene esta carta es una muestra de la vida
cotidiana de esos maestros y maestras a los que usted y su
partido están descalificando, despidiendo y arrebatando
derechos tan fundamentales como ponerse enfermos de vez en
cuando, y lo que es más importante, de los niños y niñas
que asisten a diario a las escuelas públicas que siguen en
pie de puro milagro.
En mi clase hay 25 niños y
niñas y un pingüino de peluche, Nino, que nos hace de
mascota. 14 de ellos tienen dos años. Dos presentan un
retraso madurativo importante. Uno apenas entiende
castellano. Otro está diagnosticado de necesidades
educativas especiales. Otro aún lleva pañales.
Supongo que usted no tiene
ni idea de lo que es un periodo de adaptación en un aula
de tres años, pero le diré que a pesar de haber puesto
todo de mi parte en estas dos primeras semanas de curso
varios de ellos aún lo están pasando mal. En el centro en
el que trabajo y por obra y gracia de su gobierno y buen
hacer contamos con tres profesores menos en estos últimos
dos años, así que además de convivir con compañeros
estresados, desbordados y agotados me he enfrentado a
situaciones en las que no he tenido más remedio que
descuidar algunas de las necesidades de mis alumnos para
atender otras. Yo no sé si usted se habrá imaginado alguna
vez qué puede sentir un niño de dos años que llora
desesperadamente porque se encuentra en un entorno extraño
de la mano de una maestra que sólo puede abrazarle de vez
en cuando mientras corre de un lado a otro limpiando
mocos, cantando canciones, contando cuentos o enseñando a
varios niños como él a subirse el pantalón después de
hacer pis. Está claro que tampoco ha tenido que cambiar a
otro que se lo ha hecho encima atendiendo a la vez a otros
24, ni se ha sentido impotente al darse cuenta de que su
alumno de necesidades educativas especiales no ha contado
con la atención individualizada que se merece en toda la
mañana, o de que quien aún va con pañales lleva sin
cambiarse desde las 9 porque no ha tenido tiempo material
de ponerle uno limpio.
Aún así, Señor Wert , mis
compañeros y yo nos dejamos la piel para que esos niños y
niñas sean felices y no dude de que a pesar de sus leyes y
disposiciones lo serán. No sólo eso: mis niños y niñas
aprenderán. También los de G, que no tiene 25, sino 29. Y
los de JC, con 4 chavalillos de integración. O los de M ,
con un 80 por ciento de niños pertenecientes a minorías
étnicas. Eso sí, a Usted sólo se le ocurrirá comprobarlo
con sus famosas pruebas selectivas, esas que comienzan ya
a los cinco años. Y seguirá dejando sin trabajo a
interinos e interinas, y afirmará que sobran profesores, y
nos congelará el sueldo por cuarto año consecutivo.Y dirá
que nuestras manifestaciones se parecen a fiestas de
cumpleaños, reducirá (aún más) las becas de material y
comedor y subvencionará a centros que entre otras cosas
segregan a los niños por sexo.
En este sábado de otoño
recién estrenado en el que llevo ya dos horas programando
las actividades de la semana que viene , siento, Señor
Web, una impotencia enorme por encima de mi tremendo
cansancio. Porque considero que podría hacer muy bien mi
trabajo si contara con lo que mis niñas y niños se
merecen: podría coger en brazos a A cada vez que llorara,
sentarme con el y acunarle durante un rato para que se
sintiera seguro. Estaría atenta a N para detectar las
señales que me permitieran empezar a trabajar con ella el
control de esfínteres, y hasta que esas señales se dieran
cuidaría su higiene mucho mas de lo que he podido hasta
ahora. Me sentaría con R para compensar sus dificultades e
integrarla poco a poco en el grupo. Haría una evaluación
inicial tranquila e individual, dándole a cada uno el
tiempo que necesitara sin taquicardias, y sin tener la
atención dividida en otras 24 partes.
Como le he dicho al
principio de esta carta sé que nada de esto le importa
Siga, pues, a lo suyo. Como ve, su propósito de
desmantelar la escuela pública marcha a las mil
maravillas... lástima que a pesar de sus esfuerzos
seguiremos empeñados en hacer nuestro trabajo, aunque el
coste sea este agotamiento profundo ya en el mes de
Septiembre. Eso sí, antes de que me descalifique o tache
de mentirosa le invito a pasar un día en mi aula. Sólo un
día. Sólo, por supuesto, sin apoyos, y con mis 25 niñ@s y
Nino el pingüino.
Atentamente,
Una maestra de Infantil.
Carmen dijo...
Hola compañeros. Os agradezco mucho que divulguéis mi carta, pero me gustaría que al tiempo publicarais la fuente, y mi nombre. Es de mi blog, http://creciendoybuscando.blogspot.com.es/.... Gracias.
Hola compañeros. Os agradezco mucho que divulguéis mi carta, pero me gustaría que al tiempo publicarais la fuente, y mi nombre. Es de mi blog, http://creciendoybuscando.blogspot.com.es/.... Gracias.