Junta de Portavoces de Educación Infantil Pública (0-6) de la Comunidad de Madrid
Documento
Informativo revisado en febrero del 2013
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Í
N D I C E
1.- OBJETIVOS
QUE PRETENDEMOS CONSEGUIR CON LA DIVULGACIÓN DE ESTE DOCUMENTO.
2.-
INTRODUCCIÓN: LA EDUCACIÓN INFANTIL, UN DERECHO.
3.- ELEMENTOS
ESPECÍFICOS QUE DEFINEN EL MODELO DE EDUCACIÓN INFANTIL QUE PRETENDEMOS:
3.1.- Características de los niños y
niñas
3.2.- Ubicación y condiciones de los
centros
3.3.- Profesionales y su formación
3.4.- Ratios
3.5.- Proyecto Educativo:
3.5.1.- Trabajo en
Equipo
3.5.2.- Familias
3.5.3.- Organización
3.5.4.- Relaciones con
otros Servicios
4.- CONCLUSIONES
Y PROPUESTAS
1.- OBJETIVOS:
La
Junta de Portavoces de la Educación Infantil Pública de la Comunidad de Madrid ha
elaborado este documento con el fin de:
- Informar y concienciar a la
población, en general, y a las Administraciones Públicas, en particular,
sobre la importancia que tiene una Educación Infantil Pública de auténtica
calidad y equidad.
- Ofrecer argumentos válidos,
constatados en el quehacer diario de nuestros centros, que defienden la
necesidad de invertir dinero público para garantizar el óptimo
funcionamiento de los Servicios Educativos que los más pequeños se
merecen.
- Mostrar la realidad de la Red
Pública de Escuelas Infantiles y Casas de Niños de la Comunidad de Madrid
para que, entre todos, podamos mejorarla.
- Definir nuestra propuesta del Modelo para que pueda servir de referencia a los distintos profesionales implicados en la Educación Infantil.
2.- INTRODUCCIÓN: LA
EDUCACIÓN INFANTIL, UN DERECHO
Para
entender la Educación como un proceso continuo a lo largo de toda la vida,
partimos del planteamiento de una
Escuela que, como define la Comisión Internacional de la UNESCO, se basa en
cuatro principios fundamentales: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender
a ser y aprender a convivir. Los primeros años de vida nos ofrecen la
posibilidad de aplicar estos principios e iniciar estos aprendizajes que
resultan transcendentales en la evolución posterior del individuo.
Consideramos
que los niños y niñas no son proyectos de persona que hay que modelar. El
crecimiento es un complejo entramado de interacciones entre los aspectos
biológicos, sociales y afectivos en el que ellos y ellas desempeñan un papel
activo y en el que el adulto ocupa un lugar fundamental para generar el clima
de afecto y seguridad tan necesario para el óptimo desarrollo de todas sus
capacidades.
El
papel de la Escuela empieza a cuestionarse. Ya no es un espacio en el que sólo
se transmiten conocimientos, sino un lugar para apoyar y potenciar los
aprendizajes de los más pequeños. Trabajamos con niños y niñas que vivirán en
una sociedad diferente, por lo que es preciso considerar la Educación como un
compromiso social para garantizar el bienestar de toda la ciudadanía.
Por
todo ello, es necesario pasar de una percepción de la Educación, en este tramo de
edad, basada en cubrir las necesidades
inmediatas o en preparar a los más pequeños para los aprendizajes futuros, a
una intervención docente que nos lleve a valorar sus recursos y potenciales
desde que nacen, planteándonos esta etapa con una entidad en sí misma.
En
este sentido nos preocupa no sólo la escolarización de estos niños y niñas de
forma cuantitativa, sino el nivel de calidad de los centros, lo que nos lleva a
cuestionarnos la necesidad de intervenir en el caos actual que nos está
impidiendo conocer la realidad de muchos recintos que ni parten de estas
premisas ni, por supuesto, reúnen las condiciones mínimas que estamos
defendiendo.
El
Derecho de los más pequeños no se basa entonces, en ser “guardados”. Tampoco
significa ser escolarizados adelantando objetivos y aprendizajes propios de la
Enseñanza Obligatoria ya que al hacerlo así estamos negando la gran riqueza de
sus valores personales, privando a la primera infancia del placer del propio
descubrimiento, quitándoles un sentido que
es innato y que puede conducir directamente a un mal aprendizaje y al
fracaso escolar.
Hoy
por hoy no podemos partir únicamente de procesos prefijados y establecidos
sobre el desarrollo, hemos de hacer posible que los niños y niñas sean actores
de su propia evolución y aprendizajes, creyéndonos realmente que su actividad
les permite construir su autonomía no
solo física, sino también mental y emocional, utilizando el interrogante, la
duda, la experimentación, el error…como instrumentos didácticos básicos. Con este
planteamiento, el papel de los profesionales consiste en estar atentos a sus
descubrimientos y ofrecer propuestas que se ajusten mejor a sus posibilidades e
intereses, apoyando su crecimiento, organizando y dando coherencia a las
diversas experiencias que se producen en la Escuela.
En
esta primera etapa del Sistema Educativo, que asienta los cimientos del resto
de las etapas, los profesionales han de garantizar el establecimiento de un
marco privilegiado de relación afectiva que potencie la calma emocional
necesaria para que los niños y niñas se interesen por conocer los complicados
mecanismos y situaciones del mundo que les rodea. Les estamos educando para la
vida y una inversión generosa en estas
primeras edades puede ayudar a prevenir problemas posteriores de más difícil y
costosa intervención.
Todos
los aspectos que integran la vida del niño son
educativos y el objetivo de la Educación Infantil es la atención
integral a los niños y niñas, contemplando todas sus necesidades afectivas,
físicas, sociales y de aprendizaje.
Por
otro lado el papel fundamental de la escuela debe ser el de favorecer la
igualdad de oportunidades y por tanto ser
compensadora de las diferencias sociales.
LA
PRIMERA ETAPA DEL SISTEMA EDUCATIVO ES LA QUE SE OCUPA DE LA EDUCACIÓN DE LOS
NIÑOS Y NIÑAS DE LOS CERO A LOS SEIS AÑOS.
ESTA ETAPA EDUCATIVA TIENE CARACTERÍSTICAS PROPIAS Y DIFERENCIADAS DE LAS DEMÁS ETAPAS DE PRIMARIA Y SECUNDARIA.
ESTA ETAPA EDUCATIVA TIENE CARACTERÍSTICAS PROPIAS Y DIFERENCIADAS DE LAS DEMÁS ETAPAS DE PRIMARIA Y SECUNDARIA.
LOS
NIÑOS Y LAS NIÑAS TIENEN DERECHOS DESDE SU NACIMIENTO.
3.- ELEMENTOS ESPECÍFICOS
QUE DEFINEN EL MODELO
3.1.- Características de
los niños y niñas de 0 a 6 años
Durante
los primeros años de vida los cambios son tantos y tan rápidos como no volverán
a ser a lo largo de la vida. El crecimiento de la persona es un proceso de
desarrollo evolutivo y dinámico fundamentado en la interacción con un medio
físico, material, humano, social y cultural.
En
esta etapa se establecen las bases de todo el proceso madurativo posterior y
los niños y niñas van elaborando una serie de conductas que les permiten
intervenir sobre el mundo e interactuar con los otros.
El
conocimiento de sí mismos y del mundo que les rodea lo adquieren y desarrollan
a través de sus acciones y de sus experiencias sensoriales y emocionales. Cada
niño y cada niña recorre el camino del crecimiento a su manera y con su propio
ritmo pero existe un orden natural de la evolución, una secuencia que debemos
conocer.
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS
TIENEN DERECHOS:
- EL DERECHO A LA EDUCACIÓN SIN DISCRIMINACIÓN EN RAZON DE LA EDAD.
- EL DERECHO A QUE SE RESPETEN SUS RITMOS DE APRENDIZAJE, SUS INTERESES E INQUIETUDES.
- EL DERECHO A CRECER Y DESARROLLARSE EN UN AMBIENTE DE AFECTO Y SEGURIDAD.
- EL DERECHO A JUGAR Y A SER RECONOCIDOS COMO SERES ACTIVOS, CAPACES Y PROTAGONISTAS DE SU PROPIO APRENDIZAJE.
- EL DERECHO A RELACIONARSE Y COMUNICARSE CON SUS IGUALES, EN UN AMBIENTE DE TOLERANCIA Y RESPETO A SUS DIFERENCIAS.
La
maduración biológica, además de una herencia genética, tiene mucho que ver con
los estímulos que el medio ofrece. La base neuronal y sensorial de cada persona
permite el desarrollo de todas sus capacidades para crecer física y
psíquicamente pero dependiendo de las relaciones afectivas que se experimenten,
su evolución irá en un sentido o en otro.
El
mecanismo que permite que se produzca el desarrollo es la acción del niño y
esta acción es posible gracias a su equipamiento innato en relación con un
medio social que le cuida y le responde
adecuadamente, escuchándole, conociéndole, valorándole y motivándole para
nuevos desafíos y aprendizajes.
En
estos primeros años los niños y niñas pasan desde la absoluta dependencia a la
autonomía, de la indiferenciación a la primera noción de sí mismos y a
relacionarse con sus iguales, desde las vivencias sensoriales a la posibilidad
de conocer y representar el mundo que les rodea mediante los símbolos, los
signos y diversos lenguajes.
Las
intervenciones de los adultos más cercanos a ellos y el apego que establecen
condicionan los primeros esquemas de conocimiento de sí mismos y de
comunicación. Los momentos de satisfacción de sus necesidades básicas son el
lugar en el que anclar las relaciones más profundas y por tanto educativas.
Esta
relación será un modelo para posibles interacciones y el espejo fundamental
para conocerse a sí mismos y para alcanzar su autoestima. Poco a poco irán
tomando conciencia de sus necesidades, sus posibilidades de acción, los límites
con los demás, las estrategias para solucionar conflictos, los estados
emocionales de los otros, sobre sus conocimientos o competencias y desarrollarán
su capacidad para entender a los demás. Avanzando en sus experiencias de
relaciones interpersonales y comenzando a adquirir valores sobre lo que está bien o mal. Las
conductas morales van haciendo su aparición.
Existe
un sustrato orgánico y madurativo y una serie de procesos básicos, como la
percepción, la atención y la memoria, en el desarrollo de las capacidades
cognitivas y lingüísticas que están en estrecha relación. Pero los niños y
niñas necesitan un medio rico en estímulos para ponerse en contacto con la
realidad y organizarla en su cerebro. Desde el nacimiento comienzan a elaborar
esquemas mentales de conocimiento hasta llegar a representarlos en ausencia de
los objetos, de las personas y de las situaciones. El lenguaje se convierte en
instrumento de comprensión, comunicación y expresión.
También
empiezan a tener conciencia de sí mismos y de su cuerpo con la evolución de su
motricidad, de tal forma que no sólo andan, corren, saltan y montan en
bicicleta sino que, desde el nacimiento hasta los seis años, la construcción
del esquema corporal va articulando los diversos elementos e integrándolos en
un todo, comienzan a sentir los ejes corporales y pueden organizar el mundo con
referencia a la posición del cuerpo.
Los
niños y las niñas deben ser considerados seres competentes y capaces. La tarea
de la educación infantil es la de acompañarlos en su desarrollo respetando sus
diversos ritmos y estilos de aprendizaje, así como sus motivaciones e intereses
para que vayan construyendo su identidad
personal, su autonomía, su creatividad y su socialización. Para ello
debemos proporcionarles un ambiente seguro y estimulante.
EL OBJETIVO PRIMORDIAL
DE LA EDUCACIÓN INFANTIL DEBE SER EL DE SATISFACER LAS NECESIDADES DE LOS NIÑOS
Y NIÑAS DE ESTA EDAD.
LOS NIÑOS Y NIÑAS DE
CERO A SEIS AÑOS TIENEN NECESIDADES FÍSICAS, AFECTIVAS, COGNITIVAS Y SOCIALES Y
TODAS DEBEN SER ATENDIDAS EN LA ESCUELA SIN QUE PREDOMINE LA IMPORTANCIA DE
UNAS SOBRE OTRAS
3.2.- Ubicación y
condiciones de los Centros de Educación Infantil
Basándonos
en todo lo expuesto, queremos resaltar la necesidad de que las familias tomen
conciencia de la importancia que tiene la ubicación y las condiciones de los
Centros en los que van a escolarizar a sus hijos.
Afirmamos que el lugar idóneo es en el barrio donde se
reside ya que los niños y niñas pueden compartir así los aprendizajes con sus
vecinos, el medio les resulta familiar, el transporte no supone un riesgo,
garantiza una continuidad dentro del Sistema Educativo y participan, desde el
principio, en la convivencia con las personas de su entorno.
Desde
esta perspectiva, no compartimos la
propuesta de “Guarderías de Empresa” o recintos localizados en polígonos
industriales en los que los más pequeños se convierten en apéndices de sus
padres cuando van a trabajar, en la mayoría de los casos, en otro Municipio
lejos del domicilio habitual.
Por tanto,
consideramos necesario que en todos los barrios haya Centros Docentes Públicos
que atiendan la demanda de las familias en todas las etapas educativas, desde
los tres meses hasta los dieciocho años.
El
centro más adecuado para esta etapa educativa, la primera del sistema educativo
que abarca de los cero a los seis años, es la Escuela Infantil.
Edificios especialmente diseñados y pensados
para responder a las necesidades de los niños de esta edad. Las escuelas
infantiles mas adecuadas son las que tienen capacidad para
ochenta a cien niños, distribuidos en seis u ocho aulas y con
10 o 12 maestros para atenderlos.
Donde los niños puedan establecer relaciones con todos los adultos de la
escuela y donde se puedan sentir seguros en un espacio conocido y abarcable
para ellos.
Somos
conscientes de que nuestra realidad está
lejos de este planteamiento. Pero debe ser una tendencia de proyección para el futuro si perseguimos la defensa de los
derechos de los más pequeños de nuestra sociedad y pretendemos que crezcan en las mejores condiciones. Este debe ser un
compromiso de futuro para todos los que conocemos a los niños y tenemos la
responsabilidad de mejorar sus condiciones de vida.
En la actualidad, la mayoría de los niños de tres a seis años escolarizados
en la educación pública, están en
Centros de Educación Infantil y Primaria (CEIP). Las razones de esta
escolarización responden más a fundamentos economicistas que a razones específicamente pedagógicas.
Debemos
exigir a los centros, unas condiciones
mínimas para que puedan satisfacer todas
las necesidades de los niños y niñas de cero a seis años:
- Espacios amplios y luminosos con
una temperatura idónea y una higiene adecuada.
- Espacios propios para las
actividades de higiene y alimentación, dentro del aula, que faciliten su
autonomía y su seguridad.
- Lugares para compartir tareas y
momentos con toda la Comunidad Educativa (Escuela Participativa).
- Zonas al aire libre que inviten
al niño a experimentar, a jugar, a moverse o a relacionarse libremente,
sin perderse y sin peligros.
- Equipo Docente cualificado y
motivado.
- Profesionales suficientes para atender adecuadamente las necesidades
de los niños y niñas.
- Mobiliario y materiales de tamaño
apropiado que les permitan desarrollar su autonomía de forma segura.
- Ambiente cálido y acogedor que
refleje las señas de identidad definidas en cada Proyecto Educativo.
- Espacios, con la dotación de medios audiovisuales, biblioteca, y materiales de consulta para que el Equipo celebre los claustros y reflexione sobre su práctica educativa
Sólo siendo exigentes con estas
condiciones conseguiremos una Escuela Pública de Calidad. Sin embargo los últimos
decretos de la C.A.M. han rebajado los requisitos que las escuelas han de
tener, reduciendo espacios de las aulas y los destinados a servicios de atención a las familias.
LA
ESCUELA INFANTIL DEBE ESTAR UBICADA EN EL BARRIO DONDE VIVEN LOS NIÑOS QUE A
ELLA ACUDEN PARA POTENCIAR LAS RELACIONES CON EL ENTORNO Y EVITAR LOS
PELIGROSOS DESPLAZAMIENTOS.
3.3.- Formación de los
Profesionales
Formación
inicial:
Entendemos
que la formación inicial de los profesionales que imparten Educación Infantil
debe plantearse partiendo de las diversas competencias necesarias para
completar su “rol” (entidad) profesional. Estas funciones conllevan compromisos
a distinto nivel: Alumnos, familias, trabajo en equipo, relaciones
institucionales, etc.
Se
hace necesario, por tanto, proporcionar a los profesionales una formación con
la suficiente entidad y versatilidad como para responder adecuadamente a las
complejas tareas que tienen que asumir, por lo que consideramos que la
titulación idónea es la de Maestro Especialista en Educación Infantil.
Debemos
ser coherentes con la idea de defender la unidad de la Etapa a todos los
efectos, incluida la titulación de los profesionales. La Administración
Educativa deberá reconocer a los Técnicos de Educación Infantil que tengan la titulación
de Maestros Especialistas en Educación Infantil. Y a los que no la tengan,
facilitarles fórmulas y calendario para su formación o habilitación.
Este
nivel formativo, como ya se ha hecho llegar reiteradamente a la Administración
competente, deberá adecuarse a la nueva realidad pedagógica, psicológica y
social mediante una revisión y actualización de los programas de los Centros de
Formación para que sea posible hacer coincidir la naturaleza de nuestro trabajo
con las verdaderas necesidades de los niños. Una formación que no deje de lado la
investigación, la búsqueda de cauces que nos permitan contrastar el trabajo
diario con los propios compañeros y otros ámbitos de actividad y acción
educativa.
Los
programas deben configurarse teniendo en cuenta y valorando los siguientes
aspectos:
- La etapa y la edad de los niños y niñas a los que van dirigidos.
- Su evolución global que avanza
desde los primeros estadios en la construcción de su identidad personal.
- La consideración del carácter
educativo de las diversas secuencias en su proceso de desarrollo, a partir
de las experiencias en la alimentación, descanso o higiene, superando la
dicotomía entre lo asistencial y lo educativo.
- La naturaleza del trabajo en esta
etapa que consiste, en buena medida, en la capacidad de los profesionales
para transformar las necesidades derivadas de los procesos madurativos en
acciones educativas.
- El marco de edad en el que se hace necesario poder interpretar, evaluar e integrar curricularmente todos los lenguajes que configuran la comunicación de los más pequeños, respetando su desarrollo madurativo.
EL PROFESIONAL DE LA
PRIMERA ETAPA DEL SISTEMA EDUCATIVO DEBE SER UN PROFESIONAL BIEN FORMADO, CON
UNA CUALIFICACIÓN IGUAL A LA DE LOS PROFESIONALES DE LAS OTRAS ETAPAS EDUCATIVAS.
SU TITULACIÓN DEBE SER LA DE MAESTRO ESPECIALISTA EN EDUCACIÓN INFANTIL
Formación
Continua:
También aquí la naturaleza dinámica del niño nos obliga a situarnos como observadores en movimiento y, desde esa perspectiva, coautores con éste del diseño de trabajo que nos proponemos abordar.
Más
que en ningún otro ámbito, en Educación Infantil precisamos de espacios y
tiempos que nos permitan avanzar desde lo individual a lo colectivo de cara a
un enriquecimiento progresivo de nuestro quehacer profesional.
Por
ello analizamos esta formación desde dos vertientes, interna y externa:
La
primera debe formar parte de la Planificación Anual y situarse dentro de la
dinámica de trabajo del equipo, preservando tiempos y adecuando recursos, de
forma que alimente los cauces de experimentación e investigación, estimule la
práctica educativa y enriquezca el significado de nuestra tarea, conduciendo al
equipo a la reflexión común a través de criterios y metodología compartidos.
La
segunda, se produce a través de los
intercambios de proyectos y experiencias. La participación en seminarios y
cursos abren perspectivas, permiten contrastar opiniones con otros profesionales y ampliar y actualizar conocimientos teóricos
que podremos aplicar en el aula enriqueciendo y motivando nuestra práctica
docente.
Desde
los Equipos y la Administración
correspondiente se debe potenciar cuantos programas de formación sean
precisos, para conseguir la ampliación de nuestras expectativas
formativas.
3.4.- Ratios
El
número de niños y niñas por aula, debe permitir, ante todo, la consecución de
los objetivos que nos hemos propuesto y responder a los principios
psicopedagógicos y socio-familiares que fundamentan el currículo para estas
edades.
Si
consideramos los agentes que intervienen en el proceso de escolarización, nos
encontramos, antes que nada, al niño en sus primeros estadios. A los tres o
cuatro meses de edad debemos valorar la íntima relación que se produce en la
díada madre-hijo y qué recursos humanos necesitaremos para establecer una
continuidad válida desde la escuela. Cuando empieza a andar, puede establecer
mayor distancia respecto a la familia, pero presenta signos evidentes de
angustia ante la separación por lo que es necesario tener presente la
importancia de la relación de vínculo en este periodo. La consolidación de la
individualidad y los comienzos de la noción de constancia del objeto no llegan
hasta el tercer año de vida.
Por
otra parte, el adulto, en sus funciones de atención al niño, debe contar con
recursos que le permitan mantener relaciones fluidas con las familias,
ofrecerles apoyo en la educación de sus hijos
y además necesita planificar tiempos para preparar las actividades,
establecer pautas de observación y seguimiento y evaluar los aprendizajes.
Todo
lo expuesto es una parte de un conjunto de responsabilidades dentro del
complejo entramado por el que discurre la necesaria interacción entre niños y
profesionales. Abordemos esta relación con las garantías necesarias,
defendiendo ratios razonables que permitan al personal cualificado desarrollar
su compromiso, huyendo del voluntarismo, la abnegación y la sublimación
personal.
En
los últimos años la Administración
Educativa de la Comunidad de Madrid ha rebajado considerablemente los criterios
y requisitos mínimos que conferían parámetros de calidad a las Escuelas
Infantiles. Y entre ellos la disminución
del número de educadores de apoyo y el
aumento de las ratios en los dos ciclos (8
bebés, 14 niños de un año, 20
niños de dos años, 25 niños a partir de tres años).
Nosotros
planteamos una propuesta de ratios más cercana a los defendidos por la Red de
Atención a la Infancia de la Comisión Europea en su documento “Objetivos de
calidad en los servicios infantiles” del año 1996. Con tendencia
a cumplirlos totalmente a medio
plazo:
- Menores de 12 meses: 4 a 6 plazas por aula
- 1 – 2 años: 6 a 9 plazas por aula
- 2 – 3 años: 8 a 12 plazas por aula
- 3 – 6 años: 15 a 18 plazas por aula.
La
conveniencia de prestar una mayor atención a la diversidad de los niños para
poder adecuarnos a sus necesidades específicas requerirá en algunos casos la
disminución del número de niños en un grupo.
3.5.- El proyecto
Educativo
3.5.1.- Trabajo en
Equipo
No
es posible hablar de calidad educativa sin pensar en una dinámica de trabajo en
la que el Equipo sea el eje vertebral del funcionamiento de los centros.
Las
reuniones del claustro de profesores son un instrumento de trabajo fundamental
y básico para el desarrollo del Proyecto Educativo, por lo que consideramos
que, dentro de la organización, es preciso contemplar tiempos y espacios que
aseguren estos encuentros periódicos en un horario que no interfiera el trabajo
con los niños. La frecuencia estará en función de las necesidades, pero
consideramos que como mínimo hay que mantener una reunión quincenal.
Con
el fin de coordinar mejor la tarea pedagógica de cada aula y entre los
distintos niveles, son necesarios, además, otros momentos de intercambio de
información entre los profesionales que
intervienen con el mismo grupo de niños: Tutores, Apoyos, Equipos de Atención
Temprana, Centros de Estimulación, Servicios Sociales…
Para
que este trabajo sea operativo y resulte eficaz, tanto los contenidos como los
tiempos tienen que estar debidamente planificados y evaluados cada curso en los
documentos prescriptivos del Centro: P.G.A. y Memoria
La
riqueza de intercambiar experiencias,
tomar decisiones con criterios compartidos, crecer profesionalmente con las
aportaciones de unos y otros, sólo es posible desde el planteamiento de poner
al servicio de los demás el saber y el hacer de cada uno de los miembros del
Equipo.
3.5.2.- Participación de las Familias
Las
familias constituyen un elemento esencial en un Centro de Educación Infantil ya
que son las responsables, en primera instancia, de transmitir toda la
información relevante sobre sus hijos a
los profesionales, permitiéndoles entender los procesos por los que están
pasando y facilitar así una intervención más ajustada.
Debemos
facilitar los espacios y momentos de participación pero teniendo claro siempre
el papel que le compete a cada uno.
La
Escuela no debe sustituir a la familia pero si complementarla facilitándole
modelos y estrategias en la educación de los niños y niñas.
Así,
el trabajo de colaboración que nos planteamos con los padres y madres se podría
concretar en:
- Contactos diarios en la llegada y recogida de los niños
- Entrevistas individuales antes de la incorporación y tutorías a lo largo del curso
- Reuniones trimestrales de cada grupo o nivel en las que se les informa de los contenidos de trabajo del trimestre y se recogen sus propuestas e inquietudes.
- Intervención en la organización y realización de fiestas, actividades extraescolares, representaciones teatrales, decoración...
- Charlas, tertulias, escuela de padres, talleres... en espacios “sólo para adultos”.
- Participación en el Consejo Escolar, AMPA y delegados de aula.
LA RELACIÓN ENTRE LA
ESCUELA Y LOS PADRES DE LOS NIÑOS DEBE SER DIRECTA Y COTIDIANA Y DESARROLLARSE EN UN CLIMA DE COLABORACIÓN Y
CORDIALIDAD
3.5.3.- La Organización
Una
organización flexible, viva y adaptada a la realidad es la base para el
desarrollo de nuestro Proyecto Educativo. A través de ella transmitimos valores
y facilitamos todo un entramado de relaciones que van a permitir la
comunicación y coordinación entre los diferentes colectivos que forman la
Comunidad Educativa (niños, profesionales y familias).
Organización
de espacios, materiales y tiempos:
Los
espacios juegan un papel importante en la vida de la escuela ya que van a
permitir estructurar la secuencia de las distintas actividades y suponen una
referencia clara y segura para los niños y niñas. Cada espacio debe responder a
las necesidades de uso para las que ha sido designado y su organización tiene
que ser dinámica de forma que configure lugares provocadores, estéticos,
acogedores, cálidos, que posibiliten la interacción entre las personas y creen
un ambiente agradable.
Los
materiales deben ser objeto de cuidada planificación en el equipo, consensuando
criterios de almacenamiento, uso, conservación y suministro en función de las
necesidades a lo largo del curso, rentabilizando al máximo los recursos
existentes.
Todos
los momentos que el niño permanece en la escuela tienen la misma importancia en
el desarrollo de sus aprendizajes por lo que debemos cuidar, planificar y
evaluar cada uno de ellos, estructurar su organización y ajustar los ritmos teniendo en cuenta las
necesidades de los niños y niñas, de forma que les permitan anticipar y
secuenciar los diferentes acontecimientos de la vida cotidiana.
Es
preciso mencionar la importancia de conjugar la necesidad de satisfacer las
prioridades de los niños y niñas con el respeto a los derechos laborales de los
profesionales, por lo que se impone una organización minuciosa basada en una
planificación exhaustiva de las jornadas laborales, del tiempo de permanencia
de los niños y niñas, de la estabilidad de las plantillas…, sin olvidar el
tiempo necesario de trabajo personal de los adultos para reflexionar, programar
su intervención educativa y para participar en las diferentes estructuras
organizativas y de gestión.
Estructuras
Organizativas y de Gestión:
Es
imprescindible contar con una organización que facilite la participación y
coordinación de los distintos colectivos que intervienen en el funcionamiento
de los centros, teniendo en cuenta la función específica de cada uno de ellos.
La
estructura que se responsabiliza de la organización del trabajo en equipo, toma
de decisiones, resolución de conflictos, gestiones administrativas…viene
determinada por el Equipo Directivo.
Los
Órganos de Coordinación Docente son los encargados de realizar el seguimiento
de las programaciones de forma coherente y secuenciada en todos los niveles.
La
realización de todas las tareas educativas corre a cargo del Personal Docente
que divide sus funciones, en igualdad de condiciones, en Tutoras/es y Apoyos.
El
Consejo Escolar, en el que están representados todos los colectivos de la
Comunidad Educativa, supervisa la gestión económica, realiza propuestas de
gasto, aprueba los documentos prescritos, controla el cumplimiento de la
normativa establecida en el Reglamento de Régimen Interior, interviene en el
proceso de admisión y asignación de cuotas y toma decisiones sobre cualquier
demanda o sugerencia de las personas a las que representa.
La
Asociación de Padres y Madres, colabora con la Escuela en todas las actividades
que se le proponen.
El
Equipo de Atención Temprana formado por profesionales cualificados: psicólogos,
pedagogos, maestros de apoyo, logopedas y trabajadores sociales que asisten, con regularidad semanal, para
asesorar al equipo, orientar a las familias, realizar el seguimiento de los
niños y niñas con necesidades educativas específicas y responder a las demandas
que se vayan produciendo, contribuye a la mejora de la calidad de estos centros.
En
la actualidad en la Comunidad de Madrid
los Equipos de Atención Temprana se ven obligados a atender con los
mismos recursos al doble de centros, lo que impide un trabajo de detección y diagnóstico
adecuados.
El
Personal de Administración y Servicios se encarga de tareas tan importantes
como la preparación de las comidas, la limpieza, el mantenimiento de las
instalaciones y las labores burocráticas, siguiendo los criterios consensuados por
todo el Equipo.
3.5.4.- Relaciones con otros servicios
Niños
y familias viven y forman parte de un contexto más o menos amplio, en el que
también está ubicada la Escuela. Es obligación del equipo educativo conocer y coordinarse con los diferentes
servicios que existen en el municipio o barrio. Entre otros se pueden señalar: Servicios Sanitarios, Municipales,
Sociales, Culturales y Educativos.
Es
importante mencionar la necesaria coordinación con los colegios de la zona para
compartir experiencias y facilitar el cambio de etapa.
Las
Escuelas Infantiles deben estar adscritas a un CEIP, en la misma medida que lo
están éstos a un Centro de Secundaria, para garantizar la continuidad de los
Proyectos Educativos y la necesaria coordinación pedagógica de los
profesionales.
Mientras
la etapa de cero a seis años se encuentre dividida en dos centros diferentes ha
de garantizarse la coordinación de los profesionales ya que constituyen, en la
práctica, el mismo Equipo Educativo. Sería conveniente que contaran con el
mismo coordinador o director para los dos ciclos y que se establezcan fórmulas de coordinación
periódica, sistemática y fluida.
Y
no menos necesario es contar con la asistencia periódica de una Inspección
Educativa especializada en esta etapa que controle, valore y oriente el trabajo
que se realiza.
Sin
embargo en nuestra Comunidad, actualmente no contamos con esta Inspección
Educativa.
SE DEBE GARANTIZAR LA
ADECUADA COORDINACIÓN ENTRE LOS MAESTROS DE LA EDUCACIÓN INFANTIL Y LOS DE LA
EDUCACIÓN PRIMARIA Y LA ADSCRIPCIÓN DIRECTA DE LOS CENTROS, QUE PERMITA LA
CONTINUIDAD DE LOS PROYECTOS EDUCATIVOS.
4.- CONCLUSIONES Y
PROPUESTAS
A
lo largo de este documento se definen y aclaran las necesidades de los niños y
niñas de cero a seis años. Creemos que deben suponer una prioridad a la hora de
planificar las políticas Educativas y Sociales por parte de los responsables de
las distintas Administraciones Públicas implicadas.
La
educación debe tender a garantizar la
igualdad de oportunidades y la escuela debe ser compensadora de las
desigualdades sociales.
Las
Escuelas Infantiles y las Casas de Niños son los centros educativos más
adecuados para atender a los niños más pequeños. Deben estar ubicadas en los barrios, próximas al domicilio de los
niños para facilitar su integración social
y evitar los peligrosos desplazamientos.
La
Conciliación entre la vida laboral y familiar no debe basarse en la ampliación
del horario de apertura de los centros sino en la posibilidad de flexibilizar
los horarios de trabajo de los padres para que puedan pasar más tiempo con sus
hijos.
Para
garantizar la continuidad de los proyectos educativos se hacen necesarias las adscripciones de las escuelas
a los colegios de infantil y primaria. Y
una coordinación real y efectiva de los equipos educativos que facilite el paso
de los niños de un ciclo a otro. Un único profesional con la máxima
cualificación y formación para toda la primera etapa del sistema educativo y
una inspección educativa con formación específica.
Por
otra parte, queda demostrada la necesidad de invertir dinero público en la
creación y mantenimiento de Centros Públicos, cuya calidad está sobradamente
reconocida en todos los ámbitos.
Sin
embargo, desde el año 2000 y singularmente desde el 2008 constatamos que la Administración Educativa competente viene
relajando los criterios y medidas que conferían parámetros de calidad a la
educación infantil:
- Aumento del número de niños por
aula (ratios) en ambos ciclos.
- Privatización del primer ciclo
- Desregulación del sector
- Disminución de los E.A.T. y de
los profesionales
- Ausencia de Inspección Educativa
- Desaparición de espacios y
servicios en los centros relacionados con la atención y el confort de los
niños y familias.
- Aumento abusivo de los precios públicos que expulsan a las familias más desfavorecidas de las Escuelas infantiles y de las Casas de Niños.
Y
un largo etc., que tiene como consecuencia directa la pérdida de calidad de la
Educación Infantil y el alejamiento cada vez mayor de la realidad de los países
de nuestro entorno geográfico cultural y de desarrollo.
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